Con el 96,7 % de los votos contabilizados, el escenario político de Austria ha cambiado drásticamente tras la histórica victoria del Partido de la Libertad (FPÖ) en las elecciones legislativas de este 29 de septiembre de 2024.

El líder del FPÖ, Herbert Kickl, expresó su entusiasmo a sus seguidores en Viena: "Hicimos historia hoy... Lo que hemos alcanzado supera todos mis sueños". Este partido, que ha sido parte del gobierno en varias ocasiones, ha obtenido un impresionante 28,8 % de los votos, lo que representa un incremento de 13 puntos en comparación con las elecciones de 2019.

En segundo lugar, el Partido Popular de Austria (ÖVP), al mando del canciller Karl Nehammer, obtuvo un 26,3 %. Nehammer reconoció la dificultad de alcanzar a la extrema derecha, afirmando: "No logramos alcanzar" a Kickl y su partido. A pesar de este buen resultado, la capacidad de Kickl para gobernar no está garantizada, ya que otros partidos parecen reacios a formar una coalición con el FPÖ.

Este triunfo se produce en un contexto más amplio, donde los partidos de extrema derecha están ganando terreno en Europa. Desde que Kickl asumió el liderazgo del FPÖ en 2021, el partido ha visto un aumento en su popularidad, alimentado por la preocupación de los votantes sobre la inmigración, la inflación y las restricciones por la pandemia de COVID-19.

La situación es particularmente reveladora en Austria, donde, después de una inusual alianza entre conservadores y ecologistas durante cinco años, la victoria de la ultraderecha podría provocar ondas de choque en la política nacional. Esta es la primera vez que el FPÖ no solo participa, sino que lidera en una votación nacional.

Con la intención de captar el apoyo de otros partidos, Kickl ha declarado que su formación tiende la mano a todos los grupos parlamentarios, manifestando la necesidad de "volver a conectar con las necesidades de la población".

Este cambio en el panorama político austríaco llama la atención no solo a nivel nacional, sino también en el contexto global, donde se observa un fenómeno similar en otros países europeos. Los ciudadanos, preocupados por la economía y la cohesión social, están gravitando hacia opciones políticas que prometen ser más contundentes en temas sensibles. El futuro del gobierno en Austria está lleno de incertidumbre mientras se evalúan las posibilidades de coaliciones y acuerdos en un clima político donde la extrema derecha ha tomado un papel protagonista.