Una reciente huelga ferroviaria convocada por el sindicato CGT en apoyo a la causa palestina ha llevado a la supresión del tren que debía salir a las ocho de la mañana de la estación de A Coruña con destino a Vigo. Este tren, que debía llegar a su destino a las 9:26 horas, no partió según lo previsto debido a la protesta del personal a bordo, que se unió al paro general en protesta contra lo que califican como genocidio en Palestina.

Se estima que alrededor de 500 viajeros se vieron afectados en diversas estaciones como A Coruña, Santiago, Vilagarcía y Pontevedra. Los pasajeros expresaron su sorpresa y frustración al enterarse de la cancelación, ya que muchos de ellos viajaban diariamente hacia sus trabajos o centros educativos sin sospechar que una huelga de este tipo pudiera interferir en los servicios de trenes en el eje atlántico.

La notificación de Renfe sobre la anulación del servicio llegó a los afectados tan solo un minuto después de las ocho, dejándoles sin tiempo suficiente para buscar alternativas de transporte. La compañía pública explicó que la falta de parte de la tripulación obligó a cancelar el tren y recordó que la legislación actual no permite contratar recursos adicionales en situaciones de paros.

Como resultado, muchos viajeros tuvieron que quedarse en tierra y el tren siguiente, programado para las nueve de la mañana, se encontraba completamente lleno.

Además, cabe destacar que, a pesar de los retrasos y la limitada disponibilidad en el servicio, los trenes de alta velocidad Avril tuvieron un incremento del 33% en el número de viajeros durante el verano. Esto pone de relieve la creciente demanda de los servicios ferroviarios, que aún enfrentan desafíos operativos.

En medio de esta crisis de transporte, es fundamental reflexionar sobre el impacto que estas huelgas tienen no solo en los desplazamientos diarios de los ciudadanos, sino también en las causas sociales que las motivan, uniendo la lucha por derechos humanos con la necesidad de un transporte público eficaz y fiable.