Este lunes, el Parlamento de Cantabria ha dado un paso trascendental al iniciar la derogación de la ley de Memoria Histórica y Democrática de la comunidad, gracias a los votos favorables del Partido Popular (PP) y Vox. Esta decisión ha encontrado una feroz oposición por parte del PRC y del PSOE, que consideran que ello supone un grave retroceso en los derechos humanos y la memoria colectiva.

El debate sobre la derogación fue el primer punto en la agenda del pleno del Parlamento, pero antes de que comenzara, un grupo de aproximadamente 200 personas se reunió en el patio de la Cámara en señal de protesta. Los manifestantes, entre los que se encontraban miembros de los regionalistas, socialistas y la Plataforma Democracia y Memoria, expresaron su firme rechazo a la decisión de PP y Vox, argumentando que la ley es esencial para honrar a las víctimas y preservar la memoria histórica.

La ley que ahora se intenta derogar fue aprobada en 2022 durante el gobierno de la coalición de regionalistas y socialistas, y ha sido criticada por algunos como 'tímida', aunque los defensores de la ley destacan que representa un avance hacia la justicia y la reparación de los damnificados.

Uno de los portavoces de los manifestantes, José Luis Pajares, afirmó que "derogar esta ley es un completo paso atrás democrático" y que se está arrojando "una paletada más de tierra sobre las víctimas" del franquismo. Señaló que en Cantabria aún hay "miles" de personas desaparecidas, enfatizando que sin esta normativa, sus historias de sufrimiento permanecerán en el olvido.

La rapidez con la que se tramitará esta derogación es alarmante, ya que se manejará como un asunto de urgencia, lo que permitirá reducir los plazos de discusión, aunque todavía hay espacio para presentar enmiendas y solicitudes de comparecencias en el marco del proceso. Este enfoque ha desatado una ola de preocupaciones entre los defensores de los derechos humanos, que argumentan que tal acción podría allanar el camino para la reescritura del pasado y la negación de los sufrimientos de muchas familias en España.

La lucha por la memoria histórica en España es una cuestión candente que desata pasiones y divisiones sociales. Con el incremento de los discursos revisionistas, el futuro de la memoria histórica se presenta incierto. ¿Qué pasará en Cantabria y en otras comunidades donde estas normas están bajo ataque? La respuesta a esta pregunta podría definir el rumbo de la memoria colectiva en el país.