La adicción a las redes sociales, conocida como 'oversharing', se ha convertido en un fenómeno preocupante en nuestra sociedad actual. Un estudio reciente revela que esta práctica de compartir incontroladamente cada detalle de la vida privada está relacionada con el 55 % de los casos de ansiedad y el 52 % de las depresiones.

Esta alarmante tendencia ha sido analizada en el estudio "Oversharing: Adictos a compartirlo todo. Consecuencias psicológicas de la adicción a las redes sociales en España", presentado por el Seguro de Salud de Línea Directa, que se basa en encuestas realizadas a 1.700 personas en todo el país. Los resultados muestran que la relación entre el uso de redes sociales y la salud mental es más fuerte de lo que se pensaba.

Los usuarios en España pasan una media de 6 horas al día en sus teléfonos móviles, y la Generación Z, que comprende a los jóvenes de entre 16 y 30 años, supera las 7 horas diarias, dedicando al menos 4 de ellas a las redes sociales. De hecho, un 41 % de esta generación admite utilizar estas plataformas para aliviar emociones negativas como la culpa, ansiedad o depresión.

Expertos como Ruth Castillo-Gualda y Juan Ramos-Cejudo, profesores en la Universidad Camilo José Cela, advierten que el deseo de estar conectados constantemente lleva a las personas a compartir más de lo habitual, sin darse cuenta de las consecuencias perjudiciales para su salud mental. Se estima que 6,5 millones de usuarios españoles comparten detalles íntimos de su vida, y el 16 % lo hace de manera frecuente.

Además, un 51 % de los usuarios mantiene su perfil público, y 2,7 millones de personas cuentan con más de 2,000 seguidores. La búsqueda de la perfección en las redes también se refleja en el uso de filtros y en la tendencia de mostrar solo momentos felices, lo que crea una imagen idealizada y, a menudo, inalcanzable de la vida.

Los investigadores subrayan que este comportamiento puede causar frustraciones al compararse con los ideales de los demás, impactando negativamente en la salud mental. Las consecuencias de esta adicción pueden ir más allá de la ansiedad y depresión, provocando incluso agresividad hacia el entorno y dificultades para manejar las emociones.

Como medidas para prevenir estos efectos negativos, se recomienda establecer límites en el tiempo de uso de dispositivos, promover un uso responsable desde la infancia, desactivar notificaciones y priorizar el contacto personal por encima de la comunicación virtual. La salud mental debe ser una prioridad en estos tiempos donde la conexión digital se ha vuelto tan predominante en nuestras vidas.