El horror de la suplantación de identidad

David, un residente de Sitges, se enfrenta a una pesadilla desde marzo de 2023. Todo comenzó cuando recibió una inquietante carta de Binance, una plataforma de intercambio de criptomonedas, que incluía una tarjeta de crédito. Como no era usuario de esta compañía, su instinto le indicó que algo estaba mal, lo que le llevó a presentar una denuncia ante los Mossos d'Esquadra por la usurpación de su identidad.

El inesperado origen de la tragedia

David nunca había extraviado su DNI, pero lo que no sabía era que, unos meses antes, había olvidado una mochila con su documentación en una barbería de Sitges. Desde ese momento, sus datos personales fueron manipulados para crear cuentas en plataformas de apuestas y criptomonedas, usando su identificación sin su consentimiento.

Una lucha contra el sistema judicial

El juicio por suplantación de identidad fue abierto en el Juzgado de Instrucción número 6 de Vilanova i la Geltrú, pero meses más tarde, la situación empeoró. Al revisar su declaración de Hacienda, David se encontró con ganancias de apuestas y transacciones de criptomonedas que jamás había realizado. La pesadilla no terminaba.

La desesperación de un ciudadano abandonado

David decidió tomar acción y denunció nuevamente. Se inscribió en el Registro General de Interdicciones de Acceso al juego para proteger su nombre. Sin embargo, el juzgado archivó su caso alegando falta de pruebas, lo cual fue devastador para él. "Nadie se comunicó conmigo para informarme sobre el estado de mi denuncia", comentó David, quien se vio obligado a investigar por su cuenta.

Un esfuerzo personal titánico

Con perseverancia, David logró reabrir su caso, pero solo después de una intensa lucha emocional e institucional. Su experiencia resalta una alarmante falla en la protección de las víctimas en el sistema judicial. En su escrito, afirmó que es inaceptable que la justicia afuera tan poco por quienes sufren por la suplantación de identidad.

Más desventuras a la vista

En noviembre de 2024, David se vio obligado a presentar nuevas denuncias tras descubrir que intentaban registrar su identidad en Betfair. En este calvario, ha tenido que gastar cerca de 4.000 euros en trámites legales y ha perdido su empleo a causa del caos que ha traído la usurpación de su identidad.

La lucha continúa

El juicio no avanza, y a pesar de recurrir al Consejo General del Poder Judicial y al Tribunal Constitucional, la situación sigue estancada. David se encuentra en una constante vigilancia de su identidad, luchando para que sus datos no sean utilizados fraudulentamente. Su historia es un claro ejemplo de la vulnerabilidad en la era digital y la insuficiencia del sistema en su defensa.