Una Tarde de Toros Inolvidable

En una jornada que prometía emoción, el presidente dio la orden para el primer toro, un anovillado que desafió a los toreros. Iván García brilló en los primeros compases, pero fue Damián Castaño quien comenzó a impresionar con su habilidad, especialmente con la mano derecha. Su elegancia al torear se hizo evidente rápidamente, deslumbrando con series que resaltaban las virtudes del toro que al principio no se notaban.

La Lucha y el Peligro

A pesar de que el toro parecía incontrolable, Castaño logró ejecutar una tanda llena de emoción, mostrando valentía ante el riesgo que implicaba enfrentarse a un animal que se volvía indomable. Sin embargo, la espada no estaba de su lado, impidiendo que comenzara a cumplir con los puntos necesarios.

Damián y Su Destino con Langosto

Con Langosto, el próximo toro, Castaño se mostró decidido, ganándole terreno desde el principio. Aunque el toro no ofrecía la fuerza necesaria, los momentos de destreza no faltaron. A pesar de los silbidos de descontento del público por la actuación del picador, Castaño mantuvo la calma y ofreció lo mejor de sí en la faena, haciendo lo posible con un toro que carecía de clase.

El Gran Cierre de la Mañana

Con Pitillito llegó el momento de la verdad. La actuación desastrosa del picador dejó a todos sin palabras, pero Damián no se dejó amedrentar. Con la montera calada, buscó abrir el camino y, a pesar de los tropiezos, logró conectar con el toro de manera impresionante, dejando a los aficionados al borde de sus asientos.

Castaño: Un Valiente en el Centro del Escenario

El día cerró con Carafea, donde Castaño intentó aprovechar cada oportunidad. Su actuación no fue solo una demostración de habilidad, sino también de un valor extraordinario que resonó entre los presentes, llevándolos a ovacionarlo en varias ocasiones. Sin duda, Damián Castaño y Dolores Aguirre dejaron una huella imborrable en San Agustín de Guadalix, marcando el inicio de una historia llena de pasión y coraje.