En un contexto global tenso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha decidido ajustar su previsión de crecimiento para España, elevándola en dos décimas hasta un optimista 2,3% para el año 2025. Este aumento llega en un momento en que la brecha económica entre Estados Unidos y Europa crece, especialmente tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, quien ha promesa hacer cambios significativos que podrían alterar el panorama económico mundial.

La actualización del informe de Perspectivas Económicas Mundiales revela que España ha superado las expectativas, destacándose como la excepción europea. En 2024, se estima que será la economía desarrollada con mayor crecimiento, alcanzando un 3,1%. Esto contrasta profundamente con el estimado del 0,8% para la zona euro en conjunto.

Sin embargo, a pesar de los buenos resultados, la previsión del FMI sigue siendo un poco más conservadora que la del Gobierno español, que anticipa un crecimiento del 2,4% para este año, así como del Banco de España, que lo sitúa en un 2,5%. Estas cifras subrayan la fortaleza de la economía española, que ha continuado creciendo y creando empleo a pesar de un Gobierno en minoría y sin presupuestos aprobados desde 2023.

El FMI prevé que, para 2026, el crecimiento de España se mantenga en un sólido 1,8%. En contraste, la zona euro sufre recortes significativos, con Alemania reduciendo su previsión a un raquítico 0,3%, Francia bajo 0,8% y Italia a 0,7%.

Estados Unidos, por su parte, se proyecta crecer a un ritmo robusto gracias a una demanda interna sólida y un mercado laboral fuerte. Se prevé que su crecimiento alcance el 2,7% en 2025, reafirmando su estatus como la economía que más crece entre las naciones avanzadas. La divergencia entre Estados Unidos y Europa se relaciona con factores estructurales que crean un entorno de negocios más favorable en el país americano, junto con un aumento en la inversión y la confianza del consumidor.

Los economistas del FMI advierten sobre posibles riesgos, incluyendo el aumento de la incertidumbre política y económica en Europa. Los temores sobre la sostenibilidad de la deuda pública en países vulnerables podrían frenar aún más el crecimiento. En el contexto estadounidense, las políticas propuestas por Trump podrían aumentar la inflación y obstaculizar las rebajas de tasas de interés, generando un panorama complejo para el futuro.

A nivel global, se incrementa la incertidumbre en el comercio internacional. Sin embargo, si los nuevos gobiernos logran renegociar acuerdos y eliminar la incertidumbre existente, podría haber un repunte en la actividad económica mundial, lo que beneficiaría a economías como la española. La mirada está puesta en cómo las políticas económicas influirán en el crecimiento tanto en Europa como en América del Norte, durante estos tiempos de transformación. ¿Podrá España mantener su impulso y seguir siendo un faro de crecimiento en Europa? Solo el tiempo lo dirá.