La leishmaniasis, una enfermedad parasitaria devastadora causada por el protozoario Leishmania spp., es un problema de salud global que se transmite principalmente a través de la picadura de mosquitos flebótomos infectados. Aunque los perros actúan como reservorios, esta enfermedad también afecta a miles de personas, cobrando la vida de aproximadamente 30,000 individuos cada año.

Recientemente, investigadores de varias universidades de EE. UU. han hecho un descubrimiento revolucionario que podría transformar el tratamiento de esta enfermedad. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature ha identificado una nueva vía en la producción de ergosterol, un esterol esencial que los parásitos necesitan para su supervivencia. Esto podría abrir la puerta a medicamentos más efectivos para combatir la leishmaniasis visceral (LV), que es la forma más grave de la enfermedad.

Durante más de 30 años, los científicos han urdido un laberinto de investigaciones intentando comprender por qué los tratamientos antifúngicos azoles no han resultado efectivos en muchos casos. A pesar de que los parásitos Leishmania donovani y Leishmania infantum producen ergosterol, la eficacia de estos azoles ha sido limitada. La clave del problema se encuentra en que estos tratamientos no atacaban adecuadamente la nueva vía de biosíntesis de ergosterol, mediada por una enzima llamada CYP5122A1.

Michael Zhuo Wang, profesor de química farmacéutica en la Universidad de Kansas y principal autor del estudio, explicó: “Nuestro hallazgo indica que la verdadera diana terapéutica para la leishmaniasis es la enzima CYP5122A1. Hasta ahora, estos azoles no funcionaban bien a menos que también inhibieran esta nueva vía.”

La investigación, que involucró a un equipo de expertos de las universidades de Kansas, Texas Tech y Ohio State, revela que al inhibir científicamente la CYP5122A1, podrían aumentar significativamente las posibilidades de éxito en el tratamiento de la leishmaniasis. Este avance no solo mejora nuestra comprensión de la biología del parásito, sino que también redefine cómo se podrían desarrollar medicamentos más eficaces en el futuro.

Además, este descubrimiento tiene implicaciones importantes en salud pública, especialmente considerando que la leishmaniasis afecta desproporcionadamente a poblaciones vulnerables en regiones tropicales y subtropicales. Las instituciones participantes, incluyendo el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE. UU. y el Departamento de Defensa, han brindado un apoyo indispensable para este innovador proyecto de investigación.

Como concluye Wang: “Nuestro descubrimiento no solo resuelve un enigma científico que ha perdurado por décadas, sino que también ofrece nueva esperanza para millones de personas en riesgo de esta mortal enfermedad.” Sin duda, estos hallazgos podrían marcar un renacimiento en la manera en que se aborda la leishmaniasis y salvar vidas en el proceso.