El día después del Sorteo Extraordinario de Navidad, conocido como El Gordo, tuvo lugar en un lunes de trabajo, lo que llevó a que muchos compradores se apresuraran para cobrar los premios de la pedrea y los reintegros. Este fenómeno se repitió en diversas localidades, especialmente en A Mariña, donde las administraciones de lotería se vieron desbordadas por clientes entusiasmados. Pilar Roca, responsable de la administración de Burela, no pudo contener su asombro: "¡Fue de locos esta mañana! La gente viene rapidísimo porque necesitan el dinero para los regalos de Navidad o para la cena." En total, se repartieron aproximadamente 560.000 euros, destacando dos números premiados, uno que acabó en 80 y otro en 14. Curiosamente, el número 10.735 también tuvo éxito con pedrea y reintegros.

En Ribadeo, la suerte no fue la esperada, pero el optimismo estaba presente. Leticia Quelle, encargada de la administración de Loterías en la localidad, señaló: "No vendimos décimos del gordo, pero no nos podemos quejar de cómo nos ha ido este año con el sorteo." Se repartieron en total 909.000 euros. La administración vendió un número completo premiado con 120 euros por décimo, además de dos números que terminaron en 40 y 80.

El barrio de Viveiro también fue parte de la fiesta. Desde las primeras horas de la mañana, largas filas se formaban en la administración número 1 de Viveiro, la cual distribuyó 500.000 euros del tercer premio. La venta del número 79.210, que generó mucho revuelo por problemas de impresión en participaciones, terminó siendo un alivio para los compradores, quienes percibirán el reintegro correspondiente.

No solo las administraciones de lotería se beneficiaron. Bares y restaurantes de la zona, como el Mesón Pumariño y El Restaurante Sierra, también se hicieron eco de la suerte, vendiendo décimos premiados a sus clientes. Sin olvidar al club de fútbol de Alfoz, que también tuvo su parte de la pedrea este año.

Estas historias nos recuerdan que el espíritu navideño va más allá de los premios; es una celebración comunitaria donde la alegría y la esperanza se entrelazan. La incertidumbre de la economía y el deseo de regalos navideños impulsan a muchos a seguir participando en estas tradiciones, creando un ambiente de camaradería y entusiasmo que es difícil de mejorar. ¡La espera por el próximo sorteo de El Niño ya ha comenzado!