Francia ha intensificado su respuesta a la crisis en Mayotte tras el devastador paso del ciclón Chido, que ha sido el más destructivo en casi un siglo en esta región. Utilizando barcos y aeronaves militares, se han enviado rescatistas y suministros a esta pequeña isla donde las autoridades temen que el balance de muertos podría ascender a cientos o incluso miles.

Las calles de Mayotte están desbordadas de escombros mientras los sobrevivientes buscan desesperadamente agua y refugio. El ciclón, que arrasó con comunidades enteras, ha afectado gravemente a la población de este territorio, el más pobre de Francia y la Unión Europea.

El presidente Emmanuel Macron ha declarado un periodo de luto nacional y planea visitar la isla en los próximos días. “Esta tragedia nos ha sacudido a todos”, afirmó el mandatario. La situación es crítica; muchos residentes, como Fahar Abdoulhamidi, describen el caos que reina en la isla, donde las infraestructuras, incluyendo escuelas y hospitales, han quedado totalmente destruidas.

El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha señalado que aproximadamente el 70% de la población ha sido gravemente afectada. Hasta la noche del lunes, las autoridades han confirmado al menos 21 muertes, con 45 personas en estado crítico. Sin embargo, la ministra de Salud, Geneviève Darrieussecq, advierte que este número podría ser solo una fracción de la realidad, dada la magnitud de la tragedia.

Lamentablemente, la electricidad sigue siendo un lujo en la mayoría de la isla y las telecomunicaciones están severamente interrumpidas. La Cruz Roja ha calificado la devastación como “inimaginable”, y los equipos de rescate continúan en su búsqueda de sobrevivientes y víctimas.

Una de las tragedias más lamentables es que muchos migrantes, por temor a ser deportados, han optado por no buscar refugio en albergues. Mayotte, que alberga a más de 320,000 personas, enfrenta una crisis humanitaria debido a la falta de recursos básicos. El senador de la isla, Salama Ramia, advirtió: “No hay agua, no hay electricidad. El hambre está comenzando a surgir. Es urgente que llegue la ayuda, especialmente para los niños y bebés que no tenemos cómo atender.”

El ciclón Chido, un fenómeno de categoría 4, ha sido el de mayor magnitud en llegar a Mayotte desde la década de 1930. Las autoridades han destacado la dificultad de contabilizar los muertos, especialmente bajo la tradición de enterramiento musulmana que exige que los fallecidos sean enterrados dentro de 24 horas.

Equipos de rescate de Francia y de la isla Reunión están trabajando intensamente, realizando vuelos diarios para entregar ayuda humanitaria. Sin embargo, el único aeropuerto de Mayotte sigue cerrado debido a daños estructurales significativos.

La situación previa al paso del ciclón ya era complicada para los habitantes de Mayotte, quienes han denunciado la falta de inversión y la negligencia del gobierno francés. Casi tres cuartas partes de la población vive en condiciones de pobreza extrema y la frustración política ha crecido en la región, reflejada en el aumento de apoyo a partidos extremistas.

Chido no solo afectó a Mayotte; posteriormente tocó tierra en Mozambique donde causó la muerte de tres personas y dejó 34 heridos, además de generar daños significativos en varias escuelas. Esta temporada de ciclones en el océano Índico ha sido particularmente dura, recordando a la comunidad internacional la vulnerabilidad de estas regiones.

El Parlamento Europeo ha rendido homenaje a las víctimas de Mayotte y prometió que la isla no será olvidada. La presidenta de la cámara, Roberta Metsola, declaró que “Mayotte es Europa, y Europa no los abandonará.”

A medida que la comunidad internacional observa, la necesidad de ayuda urgente para la población de Mayotte se vuelve cada vez más apremiante y el futuro de la isla pende de un hilo.