El Consejo de Ministros ha dado luz verde al nombramiento de Joaquín María de Arístegui Laborde como el nuevo embajador de España en Buenos Aires, poniendo así fin a una crisis diplomática que ha durado cinco largos meses. Esta crisis inició en mayo, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores español llamó a consultas a la embajadora en Argentina, María Jesús Alonso Jiménez, después de que el presidente argentino, Javier Milei, insultara a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante un acto de campaña de Vox en Madrid.

Aunque España había exigido públicamente una disculpa por parte de Milei, el cierre de esta crisis se ha producido sin que dicha disculpa haya sido emitida. Sin embargo, el reciente comunicado conjunto de ambos gobiernos augura un compromiso por avanzar en el fortalecimiento de relaciones, prometiendo respeto mutuo en todos los términos políticos e institucionales.

Este avance diplomático coincide con la proximidad de dos importantes cumbres internacionales donde ambos líderes se encontrarán: la Cumbre de la Comunidad Iberoamericana en Ecuador y la cumbre del G-20 en Brasil, lo que podría ofrecer la primera oportunidad de diálogo directo desde la llegada de Milei al poder.

El proceso de nombramiento de un nuevo embajador ha sido sorprendentemente rápido. Después de varios contactos entre el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su homóloga argentina, Diana Mondino, se ha conseguido la acreditación en un tiempo récord, apenas una semana después de la solicitud.

Joaquín María de Arístegui, quien reemplaza a Alonso Jiménez, no es un desconocido en el mundo diplomático. Con 58 años de experiencia, ha tenido diversos cargos importantes, entre ellos embajador en Colombia y cónsul en Pekín. Este nuevo papel en Buenos Aires se considera clave para restablecer la confianza y cooperación entre ambos países, que comparten profundas conexiones históricas y sociales.

Ambos gobiernos han coincidido en la necesidad de trabajar juntos no solo en el fortalecimiento de relaciones bilaterales, sino también en la promoción de intercambios comerciales y la finalización del Acuerdo de Asociación Unión Europea-Mercosur. Se espera que esta nueva etapa y la atención renovada en las relaciones hispano-argentinas traigan consigo beneficios tangibles para ciudadanos de ambos lados del Atlántico.