La bailaora Micaela Flores Amaya, conocida como 'La Chunga', ha fallecido a los 87 años, dejando un legado imborrable en el mundo del flamenco. Aunque nació en Marsella en 1938 de padres emigrantes, su esencia gitana catalana la convirtió en un símbolo de la cultura flamenca. Aunque su nombre puede no ser ampliamente reconocido, su arte y su energía cautivadora eran inconfundibles. Para muchos, ella era simplemente La Chunga, un nombre que evocaba la pasión y la seducción de su danza.

En los años 50, cuando una selecta lista de intelectuales comenzaba a apreciar el flamenco desde una perspectiva cultural, La Chunga se convirtió en una figura icónica en Barcelona. Su trabajo atrajo la atención de grandes artistas como Picasso y Dalí, quienes la admiraban por su fuerza y autenticidad. Además, poetas reconocidos como Alberti y Blas de Otero la consideraron su musa, participando en muchos de sus espectáculos.

El camino de La Chunga no se detuvo ahí. A finales de los 50, fue contratada por Pastora Imperio para actuar en su tablao en Palamós, y posteriormente se trasladó a Madrid, donde el famoso Corral de la Morería se convirtió en su segundo hogar. Allí, su creatividad floreció y exploró su faceta como pintora, creando obras que se encuadran en el estilo naïf.

Su vida estuvo marcada por innumerables colaboraciones y encuentros. Entre sus amistades más cercanas se encontraba la icónica actriz Ava Gardner, quien la introdujo en el mundo del cine hollywoodense, permitiéndole brillar en diversas producciones tanto en Estados Unidos como en su país natal. Trabajó con directores como José María Forqué y José Luis Gonzalvo, quien fue también su esposo y padre de sus tres hijos.

Micaela Flores Amaya, ‘La Chunga’, no solo fue una bailarina excepcional, sino también una mujer que supo romper barreras y trascender culturas, marcando un hito en la historia del flamenco. Su legado perdurará en el corazón de todos aquellos que han sentido la magia de su arte.