Ismael Hevia, un reconocido y querido anfitrión que dirigió la prestigiosa casa de comidas Hevia durante más de cuatro décadas, falleció el 7 de enero en Madrid a la edad de 70 años. Desde hace un tiempo, sus hijos Ismael y Fernando Martín Hevia asumieron el liderazgo del famoso local familiar, siempre manteniendo la discreción que ha sido la marca de la casa.

Los hermanos recuerdan constantemente la figura de su padre. "Fue extremadamente exigente con nosotros, pero gracias a eso hemos llegado a donde estamos hoy", afirmaba recientemente Ismael. La lección más valiosa que aprendieron de él fue la importancia de tratar a todos por igual, sin distinciones.

Hevia fue considerado uno de los restaurantes preferidos del poder político y empresarial en la capital. No era raro ver a un directivo del Ibex, un ministro o un jugador del Real Madrid disfrutando de una comida en sus mesas. "Aquí, ni tomamos fotos ni incomodamos a los clientes", añadía Fernando, subrayando la privacidad que ofrecía el establecimiento.

Desde su apertura en 1964, la capacidad de Hevia para adaptarse a los cambios sociales, culturales, políticos y económicos de España lo convirtió en un referente en la vida social de la ciudad. Este comedor siempre se mantuvo alejado de las modas pasajeras, apostando por la dignidad, el respeto y un alto nivel humano, cualidades que lo establecieron como uno de los grandes iconos de la hostelería española. Ismael cuidó el restaurante con esmero hasta que se jubiló y transmitió el legado a sus hijos.

La filosofía de Ismael era ofrecer productos de alta calidad, comprometidos con la temporada, elaboraciones caseras y un excelente trato al cliente. Trabajaba largas horas, disfrutando cada día como si fuera su primer día en la cocina. Entre los platos más emblemáticos que ofrecía se encontraba la famosa ensaladilla de ahumados, los tigres, la tortilla de patatas con callos, el tronco de bonito escabechado en salsa de perdiz, entre otros.

La historia de Hevia comienza en junio de 1964, cuando los abuelos de Fernando e Ismael, Pepe Hevia y Elena Arbizu, abrieron su propio restaurante en la calle Serrano, 118, que en aquel entonces estaba casi a las afueras de Madrid. A finales de los 70 y principios de los 80, Ismael Martín, yerno de Pepe, tomó las riendas del negocio familiar junto a su esposa, Elena Hevia.

Ismael fue el encargado de transformar el establecimiento, convirtiendo lo que antes era un bar en un restaurante mediante la incorporación de mesas bajas, y revolucionando la oferta gastronómica que lo haría célebre. Su capacidad para adaptarse a los cambios en la demanda de los comensales y ganarse su cariño fue uno de sus mayores logros.

Pionero en Madrid, fue de los primeros en ofrecer alimentos como el aguacate, el tuétano y el foie. Siempre tuvo el ojo para elegir a mejores proveedores, mientras cuidaba a su equipo como una familia. Hevia también fue uno de los primeros restaurantes en tener terraza, pero no cualquier terraza. Con manteles largos, luces indirectas, flores frescas y música suave, lograron crear un ambiente distintivo.

El espíritu emprendedor e innovador de Ismael lo llevó a recibir el Premio Madrid Excelente en 2006, un reconocimiento que distingue a las mejores empresas de la Comunidad por su gestión ejemplar y la confianza que despiertan en sus clientes. Su legado perdurará en la memoria de todos aquellos que disfrutaron la experiencia única que ofrecía en Hevia.