Con profunda tristeza, se ha confirmado el fallecimiento del Padre Luis de Lezama Barañano, a los 88 años, un auténtico pilar de la restauración y el servicio pastoral en España. Originario de Amurrio, en Álava, don Luis dedicó su vida a la iglesia y la gastronomía, dejando un legado imborrable. Su trayectoria como párroco abarcó varios pueblos de la Comunidad de Madrid, siendo Chinchón uno de los más destacados, y fue conocido cariñosamente como el 'cura de los maletillas' por su pasión por el mundo taurino, promoviendo a jóvenes valores en el ámbito de la tauromaquia.

La historia del Grupo Lezama inicia cuando don Luis se enamoró de una casa histórica en la calle Zaragoza, anterior residencia del prestigioso escritor don Juan Antonio Cavestany. Desde allí, fundó la Taberna que lleva su nombre, que hoy cuenta con 500 empleados y diez restaurantes, incluyendo uno en Washington D.C., así como tres escuelas de hostelería que han formado a miles de profesionales en el arte de la restauración.

Uno de sus mayores legados ha sido la Escuela de Hostelería de Sevilla, que comenzó en la plaza de Molviedro y se trasladó al Pabellón de la Navegación en la Cartuja, formando a cientos de jóvenes que ahora brillan en la industria culinaria, algunos incluso en restaurantes galardonados con estrellas Michelin.

La amistad entre Luis de Lezama y sus allegados fue profunda, compartiendo vivencias y momentos inolvidables, desde viajes hasta cenas con figuras icónicas como los Clinton y Michelle Obama. Asimismo, ha sido un incansable defensor de la educación y la cultura, tanto en la iglesia como en el ámbito de la gastronomía.

Desde su ordenación en 1962, el Padre Lezama también se destacó como periodista, cubriendo eventos internacionales y entrevistas con personalidades como Golda Meir y los sobrevivientes de la tragedia aérea de la selección uruguaya de rugby. Su labor en la radio le valió el prestigioso Premio Ondas.

Su compromiso con la comunidad no se detuvo ahí; construyó una parroquia en el nuevo barrio de Las Tablas en Madrid y estableció el colegio Santa María la Blanca, consolidando su enfoque en la educación y el desarrollo juvenil. Incluso tuvo la oportunidad de obsequiar al Papa Francisco con dulces en una importante audiencia en el Vaticano.

El impacto del Grupo Lezama en la gastronomía española es innegable. Don Luis siempre abogó por una cocina de calidad que amalgama las tradiciones culinarias con la innovación, marcando un estándar en el sector y llevando la esencia de la cocina española a todo el mundo.

Hoy, despedimos al Páter con respeto y emoción, recordando su legado perdurable de fe, amistad y pasión por la gastronomía. Su vida ha sido un verdadero ejemplo de dedicación y amor, y su influencia continuará resonando en las futuras generaciones de chefs y profesionales del servicio.