Cuando el reloj marcó poco más de una hora de juego, Iago Aspas, el eterno ídolo del Celta de Vigo, se activó en el banquillo, listo para entrar al campo. A pesar de sus 37 años, la chispa y la pasión por el fútbol que lo han caracterizado no han disminuido. Si bien su entrenador, Claudio Giráldez, ha decidido ser cauteloso en la gestión de los minutos de sus veteranos, la presencia de Aspas en el banquillo es un doloroso recordatorio de lo que puede ofrecer el delantero.

“Ya tengo una edad”, se resigna Aspas antes de entrar al terreno de juego, pero su deseo de jugar es más fuerte que cualquier límite físico. Al entrar, el ambiente cambió por completo. Antes de su entrada, el partido ya había visto a otros tres compañeros ingresar, pero fue Aspas quien realmente revolucionó el juego. Junto a Hugo Sotelo, fueron los últimos cambios. Con la llegada de Swedberg y Douvikas en el mediocampo y la delantera, Aspas tomó la batuta, demostrando que su visión y capacidad de creación son insustituibles.

Apenas hizo falta que tuviera el balón para que comenzara a desparramar fútbol, asistiendo y creando jugadas peligrosas. Su capacidad para definir fue clave, marcando el gol que evitó que el Celta cayera ante un Girona que mostró una sólida actuación (1-1). El conjunto catalán, al que Aspas tuvo que enfrentar, había demostrado ser un competidor formidable, mostrando habilidad para neutralizar las emboscadas que les presentaba el equipo vigués.

El partido fue vibrante desde el comienzo, una danza táctica en la que ambos equipos se analizaron mutuamente. El Celta empleó una presión intensa que fue respondida por el Girona con un aplomo admirable. Las primeras oportunidades para el Girona estuvieron a cargo de Yangel Herrera y Abel Ruiz, quienes avisaron que no sería un partido fácil. Sin embargo, el claro grito de calma de Míchel desde el banquillo sirvió para frenar el ímpetu inicial y organizar a su equipo.

Desafortunadamente, el Girona sufrió bajas importantes, como la lesión de Oriol Romeu en el primer cuarto del partido, seguido poco después por la de Blind. Sin embargo, la mirada de los dos equipos estaba fija en un futuro prometedor, con el próximo desafío en la Champions y el estreno europeo en Montilivi ante el Feyenoord, un encuentro que promete emocionar aún más a los aficionados.