El cáncer de cérvix, conocido también como cáncer de cuello uterino, tuvo un alarmante impacto en 2023, afectando a 2.047 mujeres en España, lo cual equivale a aproximadamente el 3% de los tumores diagnosticados en mujeres, según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Este tipo de cáncer se presenta principalmente en mujeres de mediana edad, con una edad promedio de diagnóstico de 48 años, aunque sorprendentemente, un 47% de las mujeres con carcinoma invasivo son diagnosticadas antes de cumplir los 35 años.

A nivel mundial, el cáncer de cérvix es el octavo más frecuente en ambos sexos y el cuarto en mujeres. Sin embargo, en Europa, la situación es más crítica, ya que es el segundo tipo de cáncer más común, con 33.000 casos anuales que afectan a un rango de edad entre 15 y 44 años, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC).

El Dr. Rodrigo Sánchez-Bayona, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), subraya que "el principal factor de riesgo asociado con el desarrollo del cáncer de cuello uterino es la infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH)". Este virus, especialmente los tipos 16 y 18, es responsable de la mayoría de los casos de cáncer cervical.

Aunque existen otros factores de riesgo como el inicio temprano de la actividad sexual, múltiples parejas sexuales y el tabaquismo, el Dr. Sánchez-Bayona enfatiza la importancia del cribado regular, que puede detectar lesiones precoces y potenciales cambios cervicales antes de que se conviertan en malignos.

"El cribado es crucial en la prevención del cáncer de cuello uterino porque permite identificar lesiones precoces que podrían progresar a cáncer", explica el especialista. Además, menciona que las pruebas de citología Papanicolaou y las pruebas de detección del VPH son esenciales para la identificación temprana de anomalías.

En cuanto a la prevención mediante la vacunación, el Dr. Sánchez-Bayona la describe como "una herramienta fundamental". La vacuna contra el VPH protege contra las cepas más asociadas con el cáncer de cérvix, y es más efectiva si se administra antes de la exposición al virus, lo que resalta la importancia de vacunar a niñas y niños entre 9 y 14 años. La vacunación ha demostrado disminuir significativamente la incidencia de infecciones por VPH y lesiones precoces, promoviendo un impacto positivo en la salud pública.

Sin embargo, la lucha contra el cáncer de cérvix no termina con la vacunación. Los avances tecnológicos han permitido mejorar las técnicas de cribado, combinando pruebas moleculares con la citología para una mayor precisión en la detección. También se han desarrollado vacunas nonavalentes que ofrecen protección contra nueve tipos de VPH de alto riesgo.

El Dr. Sánchez-Bayona menciona que "nuevas posibilidades de tratamiento están surgiendo", incluyendo terapias dirigidas e inmunoterapia para aquellos casos avanzados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la clave para una estrategia eficaz contra el cáncer de cérvix radica en un programa integral que incluya vacunación, cribado y tratamiento. ¡Es vital que aumentemos la cobertura de los cribados para salvar vidas y brindar a las mujeres un futuro libre de este devastador cáncer!