Una de las grandes promesas de Mónica García, ministra de Sanidad, ha sido su intención de terminar con las controvertidas guardias de 24 horas, anunciada en marzo del año pasado. Esta decisión fue vista como un rayo de esperanza para los profesionales sanitarios, quienes llevan tiempo denunciando el agotamiento y la sobrecarga laboral en el Sistema Nacional de Salud (SNS).

García argumentó que estas guardias son parte de un sistema arcaico que "agota a los profesionales y merma la calidad asistencial", añadiendo que “nadie quiere ser atendido por un médico después de 36 horas de trabajo”. Sin embargo, tras las promesas iniciales, la situación ha tomado un giro inesperado.

Recientemente, se hicieron públicos los cambios en el borrador del nuevo Estatuto Marco del personal sanitario, que están siendo discutidos por el ministerio. Para sorpresa de muchos, Mónica García ha propuesto que las guardias se reduzcan a un máximo de 17 horas, pero esto viene con un giro que ha enfurecido a muchos médicos.

El artículo 85, que trata sobre las guardias, ha sido calificado por Víctor Pedrera, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), como “lleno de trampas”. Según él, aunque su estancia en la guardia se ve reducida, los médicos seguirían obligados a trabajar 48 horas a la semana, lo cual es una gran preocupación, ya que en la práctica se traduce en un aumento de la carga laboral sin una compensación justa.

"No solo seguimos trabajando 48 horas semanales, sino que esas horas designadas como ‘de guardia’ no se consideran horas extras y se pagan a un costo inferior al de una hora ordinaria", explica Pedrera. Esto contrasta con la lucha de García y su partido por una jornada laboral de 37.5 horas para cualquier trabajador. ¿Por qué, entonces, se espera que los médicos se sometan a 10 horas adicionales?

Esto ha llevado a muchos a cuestionar la sinceridad de la ministra, sobre todo después de que ella misma mencionara que el fin de las guardias de 24 horas formaba parte de una reducción más amplia de la jornada laboral del Gobierno. Sin embargo, esta reducción parece no aplicarse a todos los sectores por igual.

El nuevo texto también menciona la posibilidad de que los médicos puedan extender su jornada hasta 150 horas al año de forma voluntaria, lo que podría violar la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que busca proteger la salud de los trabajadores.

A pesar de la propuesta de garantizar 36 horas de descanso semanal para los médicos, lo cierto es que esto representa casi la mitad de las 60 horas de descanso que tienen otros trabajadores, lo que resulta desigual y contrario a la intención de mejorar las condiciones laborales.

CESM ha decidido tomarse un tiempo para analizar en profundidad estos cambios y se prepara para presentar alegaciones en la próxima reunión de negociación el 22 de enero. Además, consideran la posibilidad de implementar medidas de presión si no se ve una voluntad real de mejorar la situación laboral de los médicos.

La pregunta que queda en el aire es: ¿realmente Mónica García está dispuesta a cambiar las condiciones laborales de los médicos, o simplemente está repitiendo viejas promesas mientras se hace un guiño a la administración?