España se está acercando a pasos agigantados a los ambiciosos objetivos de ONUSIDA 95-95-95, una estrategia que podría significar un cambio radical en la lucha contra el VIH en el país y en el mundo. La meta es clara: para 2030, el 95% de las personas con VIH deberían conocer su estado, de las cuales el 95% recibirán tratamiento, y del total de estas, el 95% logrará tener una carga viral indetectable, lo que implica que el virus no puede transmitirse.

En una jornada clave titulada ‘Compromiso 2030: avanzando juntos hacia los objetivos de ONUSIDA’, celebrada el 7 de noviembre en el Ministerio de Sanidad, se discutieron estos temas cruciales. Esta reunión fue organizada por el Grupo de Estudio del Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (GeSIDA-SEIMC), la Sociedad Española Interdisciplinar del Sida (SEISIDA) y ViiV Healthcare. El evento tuvo la presencia de destacados profesionales como Pedro Gullón, director general de Salud Pública y Equidad en Salud.

Durante el evento, se destacó cómo España está casi logrando el objetivo 95-95-95, pero la directora de la División de Control del VIH, Julia del Amo, enfatizó la necesidad de seguir trabajando para eliminar todas las barreras en este camino.

Un informe reciente de ONUSIDA alertó que si los líderes del mundo no toman medidas audaces y sostenibles, para 2050 podríamos tener 29 millones de personas conviviendo con el VIH que necesitarían tratamiento, y un aumento a 46 millones si no se actúa ahora. Estas cifras son alarmantes y nos ponen en un escenario crítico que debemos atender urgentemente.

En España, alrededor de 150,000 personas viven con VIH. Aunque el 92.5% está al tanto de su diagnóstico, un 7.5% lo desconoce, y alarmantemente, el 46.8% de los nuevos diagnósticos son tardíos. De aquellos que saben que están infectados, un impresionante 96.6% recibe tratamiento antirretroviral. Sin embargo, solo el 90.4% de estos tiene carga viral indetectable, lo que demuestra la eficacia del tratamiento en la prevención de la transmisión.

Una de las mayores barreras en el camino hacia estos objetivos es el estigma que rodea al VIH. Según expertos como José Antonio Pérez Molina y Juanse Hernández, la sociedad necesita romper con los prejuicios que todavía permean el entorno del VIH para poder avanzar realmente. Este estigma también contribuye a que el 48.6% de los diagnósticos sean tardíos, afectando severamente la calidad de vida de las personas infectadas.

Jordi Puig, del Hospital German Trias, subrayó el papel crucial de la enfermería y la formación en prevención. Igualmente, la farmacología hospitalaria tiene un rol vital en el acceso a estrategias que pueden contener la transmisión del virus, lo que demanda una atención personalizada y adaptada a las necesidades de cada paciente.

Las voces de quienes viven con VIH son esenciales en la toma de decisiones sobre su tratamiento y cuidado. Como se destacó en la jornada, es fundamental que estas personas se conviertan en protagonistas en la elaboración de su propio plan terapéutico, lo que implica crear estructuras que escuchen sus inquietudes.

En definitiva, si España mantiene este impulso y fortalece su compromiso hacia el objetivo 95-95-95, podría estar en la senda de eliminar el VIH como un problema de salud pública. ¿Estamos listos para cambiar la narrativa y lograr un futuro libre de VIH? La respuesta no solo depende de las instituciones, sino de toda la sociedad.