Las intensas lluvias que azotaron la provincia de Valencia el pasado martes han causado estragos, dejando un saldo trágico de 158 víctimas hasta este jueves por la tarde. En medio de la polémica por la reacción tardía de la Generalitat valenciana en el aviso a los ciudadanos a través de SMS, el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, emergió como defensor de su compañero Carlos Mazón, el president del Gobierno valenciano. A pesar de que Mazón realizó su comparecencia ante los medios a las 13:00 horas, asegurando que el mal tiempo amainaría a las 18:00, las evidencias meteorológicas cuentan una historia distinta.

Feijóo, tratando de desviar la mirada de la gestión del PP en la Comunidad Valenciana, centró sus críticas en organismos como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y la Confederación Hidrográfica del Júcar, sugiriendo que los presidentes autonómicos dependen de la información que estos organismos proporcionan. Sin embargo, la realidad presentada por AEMET contradice estas afirmaciones.

En un comunicado oficial emitido el jueves al mediodía, AEMET reafirmó que siempre proporciona información de manera automatizada y que estaba disponible para las autoridades desde las primeras horas del martes. De hecho, la alerta roja fue emitida a las 7:36 horas, marcando el inicio de la oleada de información crítica que seguiría.

La Agencia no solo alertó sobre el peligro extremo de inundaciones y acumulaciones de agua, sino que también hizo un seguimiento detallado a través de constantes actualizaciones. A las 8:04, una de las notificaciones alertaba sobre lluvias torrenciales con acumulaciones superiores a 90 l/m² en una hora, con un mensaje claro: “¡Mucha precaución! El peligro es extremo. No viaje a menos que sea estrictamente necesario!”

Sin embargo, a pesar de estas advertencias, Carlos Mazón continuó insistiendo en que la situación mejoraría, y su equipo incluso borró un tuit donde afirmaba erróneamente que lo peor ya había pasado.

Es importante destacar que AEMET no solo emite alertas por sí misma; además, está obligada por ley a informar a las autoridades locales de forma constante. De hecho, la primera advertencia sobre la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) se había hecho pública el 20 de octubre, anticipando la terrible situación que se viviría días después.

La Confederación Hidrográfica del Júcar, por su parte, también advirtió a las autoridades sobre la acumulación de lluvias en diferentes localidades como Carlet y Cortes de Pallás, situaciones que exigían una acción inmediata. A pesar de estos datos, el Gobierno valenciano no actuó con la rapidez necesaria para salvaguardar a sus ciudadanos, lo que pone en tela de juicio la gestión actual del PP en la Comunidad Valenciana.

Este episodio no solo plantea preguntas sobre la efectividad de la comunicación de riesgos, sino que también abre un debate más amplio sobre la responsabilidad y la transparencia en la gestión de emergencias. La ciudadanía demanda respuestas efectivas y acciones concretas tras la tragedia y será crucial que los responsables tomen en serio las advertencias meteorológicas y actúen con diligencia en el futuro.