Tres abogados del difunto opositor ruso Alexéi Navalny han sido condenados este viernes en Rusia a penas de prisión que oscilan entre tres años y medio y cinco años y medio bajo acusaciones de "extremismo".

Los abogados Alexéi Liptser, Igor Sergunin y Vadim Kobzev fueron sentenciados por un tribunal en Petushkí, en la región de Vladimir, al este de Moscú. Según fuentes de agencias noticiosas como AFP, Alexéi Liptser recibió una condena de cinco años, Igor Sergunin tres años y medio, y Vadim Kobzev cinco años y medio. Notablemente, Sergunin se declaró culpable, mientras que Liptser y Kobzev rechazaron los cargos. Todos ellos habían sido capturados en octubre de 2023, cuando Navalny aún estaba con vida en prisión.

Las condenas se basaron en la participación de los letrados en el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), la organización de Navalny que desde 2021 ha sido catalogada como extremista por las autoridades rusas. Los fiscales argumentaron que los abogados habían pasado información a Navalny, quien estaba encarcelado desde enero de 2021 hasta su muerte en prisión el 16 de febrero de 2024, lo que le permitió supuestamente "planificar, preparar y cometer delitos extremistas" desde su celda. Estas acusaciones pueden conllevar penas de hasta seis años de cárcel, y la Fiscalía solicitó más de cinco años para cada uno de los abogados.

El juicio se ha llevado a cabo a puerta cerrada, una decisión tomada por la Fiscalía, lo que ha generado protestas por parte de los abogados defensores, quienes han criticado la falta de transparencia del proceso. Roman Karpinski, uno de los defensores, alegó que se habían violado las leyes de secreto profesional, ya que las grabaciones de las reuniones con Navalny fueron entregadas a la investigación por la administración penitenciaria.

La viuda de Navalny, Yulia Navalnaya, comentó en redes sociales que estos abogados son "prisioneros políticos y deben ser liberados de inmediato". Esta petición ha sido respaldada por varios gobiernos, incluyendo los del Reino Unido, Alemania y los Países Bajos. Amnistía Internacional también se unió a las críticas, definiendo la condena como una "vergonzosa tentativa de silenciar a quienes defendieron a Navalny".

En una trama aun más oscura, Navalny falleció en circunstancias misteriosas en un centro penitenciario del Ártico, donde purgaba una pena de 19 años de cárcel por liderar una organización considerada extremista. Su muerte ha desatado una ola de represión en su círculo cercano, con las autoridades rusas encarcelando a periodistas que cubrieron sus juicios y colocando a su esposa Yulia en una lista de 'terroristas y extremistas'.

Navalny, conocido por su lucha contra la corrupción, fue arrestado en enero de 2021 al regresar a Rusia desde Alemania, donde se recuperó de un envenenamiento que él atribuyó al Kremlin, aunque este negó cualquier implicación. Durante su encarcelamiento, utilizó a sus abogados para comunicar mensajes a través de las redes sociales, en los que criticaba la guerra en Ucrania y llamaba a los rusos a resistir.

El legado de Navalny vive, pero su viuda Yulia enfrenta la titánica tarea de unir una oposición rusa fragmentada y esparcida por diversos países, mientras el régimen de Putin intensifica su ataque contra quienes osan desafiar su autoridad.