¡Impactante! El primer ministro húngaro Viktor Orbán cerró su incendiario discurso en la Eurocámara con el lema de Donald Trump, "Make Europe great again", provocando la indignación de varios líderes europeos. Durante su intervención, que se enmarca en la presidencia rotatoria de Hungría del Consejo de la UE, Orbán lanzó un discurso lleno de xenofobia, relacionando la inmigración con el auge del antisemitismo, la homofobia y la violencia de género.

Mientras Orbán enfrentaba reproches de los socialistas y liberales, la Izquierda decidió actuar con firmeza. ¿Y cómo lo hizo? ¡Cantando Bella Ciao, el himno de la resistencia antifascista! Esto ocurrió justo después de su discurso, mientras la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, intentaba mantener el orden, incluso comparando la situación con la serie La Casa de Papel. "Esto no es Eurovisión", reclamó con firmeza.

Más allá del espectáculo, Orbán insistió en la necesidad de políticas migratorias más restrictivas, promoviendo la creación de centros de detención para migrantes fuera de las fronteras de la UE como medida para controlar la migración. Él afirmaba: "Sin centros hotspot, no podremos controlar la migración ilegal en Europa". Hungría se encuentra entre los 17 países europeos que han firmado un documento pidiendo a la Comisión Europea medidas para acelerar las deportaciones de migrantes, incluyendo sanciones para aquellos que no cooperen.

Además, Orbán atacó los planes de sostenibilidad de la UE, asegurando que las políticas ecológicas obstaculizan el desarrollo industrial y poniendo en duda que para 2030 se logre una “reducción significativa” en el uso de combustibles fósiles.

Las reacciones no se hicieron esperar. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, le reprochó que el gobierno húngaro dejara en libertad a delincuentes acusados de trata de personas y cuestionó la decisión de Hungría de facilitar la entrada de ciudadanos rusos sin controles adicionales, generando gran preocupación entre otros países de la Unión.

La tensión aumentó aún más cuando la eurodiputada Ilaria Salis, quien fue arrestada en una manifestación antifascista, acusó a Orbán de estar impulsando un “nuevo fascismo” en un país donde las libertades están siendo pisoteadas y donde la población se siente cada vez más reprimida.

Mientras tanto, el foco se desvió hacia Ucrania, donde Orbán, en su réplica, planteó que la guerra está perdida y contradijo el enfoque común de la UE de seguir apoyando a Kiev. Su postura ha generado más críticas, con líderes europeos enfatizando la importancia de la ayuda militar y financiera a Ucrania.

Lo que quedó claro en esta sesión de la Eurocámara es que la lucha por los valores democráticos y el respeto hacia los derechos humanos en Europa está más viva que nunca. ¡No te pierdas todos los detalles de este conflicto y su repercusión en el futuro de la Unión Europea!