El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se encuentra en el centro de un nuevo escándalo que podría poner en jaque su gobierno tras ser citado a declarar como testigo en relación con el Qatargate, un escándalo de corrupción vinculado a la transferencia de fondos de Qatar a su entorno. Este lunes, la Fiscalía informó sobre la detención de dos de sus asesores más cercanos, Yonatan Urich y Eli Feldstein, lo que ha sacudido la escena política del país.

Como parte de las tensiones entre el Ejecutivo de Netanyahu y la justicia, el primer ministro sorprendió al nombrar a un nuevo jefe del Shin Bet, el servicio de inteligencia israelí, sin esperar la decisión del Tribunal Supremo sobre la destitución de su predecesor, Ronen Bar, lo que crea un ambiente de caos y desconfianza.

Este escándalo ha provocado que el juicio por corrupción que enfrenta Netanyahu se haya suspendido abruptamente, dejando a muchos en la sociedad israelí conmocionados. En las calles, continúa la oposición ante lo que algunos consideran un intento de erosión de la democracia por parte de Netanyahu y su coalición, con manifestaciones que no cesan en Tel Aviv y Jerusalén.

El nuevo jefe del Shin Bet, Eli Sharvit, con casi cuatro décadas de experiencia en el ejército, ha sido nombrado por Netanyahu en medio de una situación delicadísima. La oposición argumenta que su decisión es un intento más de consolidar su poder, y hay dudas sobre si Sharvit actuará en interés del Estado o del primer ministro.

Por si esto fuera poco, el conflicto en Gaza añade otra capa de complejidad. El Shin Bet actualmente investiga si Netanyahu favoreció el financiamiento de Hamas a través de Qatar, lo que podría implicar una grave responsabilidad en los recientes ataques que dejaron más de 1.200 israelíes muertos el 7 de octubre de 2023.

La situación se complica aún más ya que, además de la crisis del Qatargate, Netanyahu ha emprendido una purga de altos cargos en la administración pública y el ejército, deshaciéndose de figuras clave que podrían cuestionar su autoridad. Su lista de objetivos incluye a la fiscal general, quien es vista como una gran amenaza a su gobierno según sus propios allegados.

Mientras este escándalo avanza, la interrogante persiste: ¿podrá Netanyahu mantenerse en el poder mientras su gobierno se enfrenta a múltiples investigaciones de corrupción y presiones sociales? Las próximas semanas serán cruciales y observadas de cerca tanto por los ciudadanos israelíes como por la comunidad internacional.