El 19 de enero de 2020, justo antes del aterrizaje de Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, en el Aeropuerto de Barajas (Madrid), Koldo García, asesor del exministro José Luis Ábalos, envió mensajes a Rafael Pérez, segundo al mando del Ministerio del Interior. En dichos mensajes, García advirtió que Rodríguez ‘tendría que entrar por autoridades’, haciendo referencia a las restricciones impuestas por la Unión Europea sobre su entrada al territorio. Este inesperado intercambio ha sido desvelado gracias a nueva documentación que forma parte de la investigación en curso en la Audiencia Nacional.

El mensaje de Koldo a Pérez, quien estaba preocupado por los detalles del arribo, plantea serias preguntas sobre la legalidad y los procedimientos adecuados que se siguieron. García explicó en su comunicación que había convenido con el director del gabinete de coordinación y estudios una serie de 'prevenciones' hasta que se recibiera la comunicación oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores.

“Agradezco la información, vamos a proceder”, respondió Rafael Pérez, demostrando la inmediatez de la comunicación entre ellos. Posteriormente, García proporcionó detalles adicionales como la ubicación y el horario de llegada, mencionando que el viaje era un asunto de seguridad delicado, incluso con referencias a una residencia asociada a importantes figuras del deporte y la industria en España.

La Guardia Civil está ahora investigando cómo el empresario Víctor de Aldama supuestamente orquestó este viaje para Delcy Rodríguez, organizando una agenda completa que incluía reuniones con diversos empresarios y un encuentro significativo con el propio Ábalos. Esta red de intereses y conexiones levanta serias preocupaciones sobre las relaciones entre el Gobierno español y el régimen de Maduro.

Particularmente inquietante es el hecho de que el presidente Pedro Sánchez fue informado brevemente sobre la llegada de Rodríguez, y su respuesta fue un simple ‘bien’. No obstante, fuentes cercanas a La Moncloa han indicado que Sánchez no tenía conocimiento de las prohibiciones que existían sobre la entrada de Rodríguez en la UE.

Este caso no solo pone en entredicho el protocolo del Gobierno español respecto a las relaciones internacionales, sino que también revela posibles redes de corrupción y tráfico de influencias. Ahora más que nunca, la sociedad española exige respuestas claras sobre cómo se están manejando las relaciones con figuras tan controvertidas como Delcy Rodríguez. ¡Esto parece solo la punta del iceberg!