El controvertido comportamiento de Joan Laporta en el palco del King Abdullah Sports City ha provocado una ola de indignación en el mundo del fútbol español. Tras el anuncio de la activación de la medida cautelar por parte del Consejo Superior de Deportes que impedía la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor, el presidente del FC Barcelona no pudo contener su frustración. Se le vio, en medio de la tensión, lanzando gestos obscenos y gritando insultos como 'hijos de puta' y 'sinvergüenzas', además de dar patadas y golpear el mobiliario a su alrededor.

La escena, que fue presenciada por varios dignatarios saudíes y representantes del fútbol español, dejó claro que Laporta había cruzado la línea del comportamiento aceptable. Entre quienes asistieron se encontraban varios presidentes de federaciones territoriales, muchos de los cuales podrían haberse sentido directamente atacados por los gritos del presidente culé. Este comportamiento no pasó desapercibido, especialmente en un momento en el que el fútbol modesto tiene cada vez más voz y protagonismo.

Rafael Louzán, presidente de la RFEF, ha estado en el centro de la controversia, ya que su objetivo durante la reunión en Yeda era conectar con los clubes de competiciones no profesionales para discutir sus inquietudes. Sin embargo, más de tres horas de encuentro terminaron centrándose en la sanción que podría aplicarse a Laporta. Los representantes del fútbol modesto expresaron su indignación y pidieron que se tomen medidas contra el presidente del Barça, dado que el torneo en cuestión es organizado por la RFEF, a pesar de celebrarse en Arabia.

Louzán, después de condenar públicamente el acto de Laporta, abordó la posibilidad de sancionar al presidente azulgrana, subrayando que la situación no podría ser ignorada. Se habló sobre un posible expediente sancionador, una condena pública, o incluso la combinación de ambas acciones.

Cabe destacar que el comportamiento de Laporta fue especialmente imprudente, ya que celebró efusivamente la decisión cautelar como si fuera una victoria contundente, sin ser consciente de que podría ser revocada, lo que ha generado más tensiones. Javier Tebas, presidente de LaLiga, también ha manifestado su rechazo a las decisiones del CSD, argumentando que no se consultó adecuadamente a las instituciones pertinentes.

Este episodio no solo pone en entredicho la imagen del FC Barcelona, sino que también resalta la creciente tensión y rivalidad dentro del fútbol español. La comunidad futbolística está a la espera de las decisiones que tome Louzán, y muchos se preguntan: ¿Qué precedentes se establecerán a raíz de este escándalo? La respuesta podría cambiar el rumbo de la gestión del fútbol en España.