
¡Escándalo en el centro de menas de Batán! Denuncian violencia y tráfico de drogas bajo la dirección del mismo
2025-09-16
Autor: Carmen
Impactante denuncia de abusos en un centro de menores
Un antiguo vigilante del Centro de Primera Acogida de la Casa de Campo ha alzado la voz contra el director de la instalación, acusándolo de violentos comportamientos hacia los menores y de permitir el deterioro absoluto del lugar. Según la denuncia, a la que tuvo acceso GRAN MADRID, el director, un hombre con vasta experiencia en recursos de acogida, estaría detrás de episodios de violencia y una alarmante falta de control.
Violencia y caos: un día a día insostenible
Los testimonios revelan un entorno donde la agresión parece ser norma. Se mencionan incidentes graves, como la agresión a un joven por protestar por las normas de vestimenta, donde el director lo empujó y golpeó. Testigos aseguran que otros vigilantes han tenido que intervenir repetidamente. Sin embargo, lo más escalofriante es la afirmación de que se permite que los internos escapen para delinquir, convirtiendo el área circundante, especialmente el Camino del Robledal, en un punto caliente de robos y consumo de drogas.
Trafico de drogas: una red lamentable
El relato señala que el tráfico de drogas no solo ocurre fuera del centro, sino que también penetra sus muros. Antiguos residentes regresan con frecuencia para abastecer a los menores con alcohol y pastillas, incluso en presencia de la dirección. A pesar de los informes internos que documentan esta situación, la información no ha salido a la luz públicamente.
El silencio impuesto: ¿qué se oculta?
Una de las denuncias más inquietantes apunta a que los vigilantes enfrentan sanciones si intentan avisar a la Policía, lo que culmina en lo que el denunciante denomina un "blindaje de silencio". Con un sistema que encubre estas conductas violentas, la situación se vuelve insostenible.
Condiciones deplorables y falta de acción
El vigilante denuncia grave falta de recursos para la seguridad del centro, como la falta de chalecos anticorte y una central contra incendios inoperativa desde hace un año. Pasando por alto estas deficiencias, se hace evidente la urgencia de una revisión exhaustiva de las prácticas y protocolos actuales.