Este viernes, la ciudad de Kiev fue nuevamente blanco de un ataque ruso que dejó daños materiales "relativamente leves" en las embajadas de al menos seis países, incluidos Portugal y Argentina. Así lo confirmó el ministro de Exteriores portugués, Paulo Rangel, quien anunció la presentación de una "protesta formal" a Rusia por estas acciones inaceptables.

Rangel, desde Cascais, Portugal, afirmó que afortunadamente no se han registrado heridos en el personal de la embajada lusa. Las embajadas afectadas se encontraban en el mismo edificio, incluyendo las de Albania y Montenegro. "Cualquier ataque a una instalación diplomática es inaceptable", enfatizó Rangel. El Ministerio de Asuntos Exteriores en Lisboa ha convocado al encargado de negocios de la embajada rusa para manifestar su enérgico rechazo a los ataques.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no se quedó atrás y denunciaba este "ataque odioso", resaltando el impacto del bombardeo en un edificio que albergaba varios servicios diplomáticos.

A la condena del gobierno portugués se unieron múltiples naciones europeas que llaman a la comunidad internacional a reaccionar ante estos actos de agresión. La preocupación por la seguridad de las embajadas crece, dado que este no es un incidente aislado. Desde que comenzó el conflicto, los ataques han sido una constante, poniendo en riesgo a los diplomáticos y a la población civil.

Este nuevo ataque se produce en medio de un incremento de la violencia en Kiev, donde ya se habían registrado muertes y heridos previos. En la misma jornada, un ataque con misiles balísticos resultó en al menos un muerto y 12 heridos, según las autoridades locales. La aviación ucraniana logró interceptar cinco misiles Iskander que eran dirigidos hacia la ciudad, aunque esto no evitó que los restos causaran incendios y daños en diversas infraestructuras, incluidos hospitales y escuelas.

Las autoridades ucranianas hicieron un llamado urgente a la población para que se mantenga alerta ante la posibilidad de nuevos ataques aéreos, dada la rapidez con que debe buscarse refugio.

Durante casi tres años de guerra, Rusia ha atacado sistemáticamente áreas civiles en Ucrania, lo que busca debilitar la moral y el sistema eléctrico del país. Mientras tanto, Ucrania ha intentado contraatacar, apuntando a las instalaciones rusas para contrarrestar la presión del ejército invasor.

La situación en Kiev es alarmante; los restos de misiles han causado daños en importantes edificios históricos, lo que no solo afecta la infraestructura, sino también el patrimonio cultural de Ucrania.

En respuesta a estos recent incidentes, el Ministerio de Defensa ruso justificó su ataque argumentando que era una respuesta a los ataques ucranianos a territorio ruso, añadiendo un ciclo constante de agresiones que deja a ambas naciones atrapadas en un conflicto destructivo.

La escalada de violencia parece no tener fin, y el llamado a la paz se hace cada vez más urgente. La comunidad internacional observa con preocupación cómo los ataques no solo afectan a los países en guerra, sino que también ponen en riesgo la seguridad de las representaciones diplomáticas, al tiempo que exacerban la crisis humanitaria en Ucrania.