El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) vivió momentos de pánico cuando un ataque aéreo israelí golpeó el aeropuerto de Saná, Yemen. «La sala de embarque al lado de nosotros fue alcanzada, luego la torre de control. Si el misil se hubiera desviado un poquito, habría podido caernos encima», relató.

Este ataque, realizado el jueves pasado, tiene como objetivo los «objetivos militares» de los rebeldes hutíes, quienes han intensificado sus actividades guerrilleras en la región. Israel alegó que actuó en respuesta a los «ataques repetidos» de estos insurgentes.

Los hutíes, que controlan grandes sectores de Yemen, incluida su capital, Saná, reciben apoyo militar y logístico de Irán, un rival acérrimo de Israel en el Medio Oriente. Esta escalofriante situación pone de relieve no solo la fragilidad de la paz en la región, sino también los riesgos que enfrentan los líderes internacionales en zonas de conflicto.

El director general de la OMS subrayó la importancia de que se respeten las protecciones de las instalaciones civiles, como estipula el derecho internacional. «No importa si yo estaba allí o no», enfatizó, subrayando la necesidad de proteger a los civiles en medio de la violencia.

Este incidente pone en evidencia el contexto tenso en Yemen, donde la guerra civil ha dejado a millones de personas en una situación crítica, enfrentando una crisis humanitaria sin precedentes. Los llamados a la paz y la seguridad internacional son más urgentes que nunca, y la comunidad global debe actuar para garantizar que se protejan a los inocentes en medio de este conflicto devastador.