Una multitud de aproximadamente 130,000 personas, según la Delegación del Gobierno, se congregó en Valencia para manifestarse pacíficamente, aunque se reportaron algunos incidentes aislados. Los asistentes corearon lemas como "Mazón dimisión" y "no se han manchado de barro, sino de sangre", reflejando su indignación tras la gestión de la dana que ha dejado múltiples víctimas y dañados en la región.

El evento, convocado en medio de una crisis humanitaria, tuvo lugar mientras la cifra de desaparecidos se reducía a 41, pero con 19 cuerpos aún sin identificar. La demanda principal es la renuncia del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, quien ha sido acusado de una grave ineficacia en la respuesta a la catástrofe.

La presidenta de Acció Cultural del País Valencià, Anna Oliver, declaró que "nosotros manchados de barro, vosotros manchados de sangre" aludiendo a la percepción de que las autoridades no han asumido su responsabilidad a tiempo y han dejado a la población a su suerte. Enfervorizados, algunos manifestantes habían incluso manchado de barro la fachada del Palau de la Generalitat, colgando crespones negros como símbolo de luto.

El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, notificó también que la conexión de alta velocidad entre Madrid y Valencia se restablecerá entre miércoles y jueves de la próxima semana, intentando normalizar la situación tras los desastres.

Sin embargo, el clima de protesta escaló al concluir la manifestación, cuando grupos de jóvenes comenzaron a desafiar a la policía, resultando en disturbios y un enfrentamiento que culminó con la intervención de las fuerzas antidisturbios. La tensión aumentó aún más cuando se lanzaron bengalas, lo que llevó a la policía a establecer un cordón de seguridad.

Los incidentes de vandalismo, que incluyeron intentos de incendiar la puerta del Ayuntamiento y la destrucción de propiedades, fueron condenados por el consistorio. Este afirmó que "la confrontación y el vandalismo nunca serán la solución", abogando por la unidad entre todas las instituciones para la rehabilitación de las áreas afectadas por la dana.

A medida que la protesta se extendía, se sumaron voces en Madrid donde los ciudadanos también clamaban por la dimisión de Mazón. Los manifestantes destacaron la falta de acción y la aparente descoordinación entre la Xunta y el Gobierno central, que no movilizó recursos en el momento crítico.

Las organizaciones agrupadas en la manifestación exigieron la implementación de políticas más eficaces y la apertura de investigaciones judiciales que determinen responsabilidades por la gestión del desastre, reclamando además que se garantice viviendas a los afectados y se prohíba la construcción en zonas inundables.

Mientras el caos continuaba en el centro de Valencia y otras ciudades, los voluntarios que acudieron a ayudar fueron reconocidos por su labor, resaltando que han sido los ciudadanos quienes han actuado en momentos de necesidad, levantando críticas sobre la falta de liderazgo en la crisis actual. A la voz de "Mazón cobarde, a las ocho ya era tarde", los participantes dejaron claro que la indignación está lejos de terminar.