ESPAÑA

La gota fría ha desencadenado una tragedia sin precedentes, con más de 202 personas fallecidas. La devastación deja un paisaje desolador en pueblos que han sido arrasados: muchos carecen de electricidad, agua potable y comunicación. Los habitantes, en estado de desesperación, deambulan buscando algo que llevarse a la boca. Algunos obligados a caminar por el barro varios kilómetros hasta alcanzar una carretera segura, mientras que otros se quedan a desenterrar cuerpos, a pesar de la falta de herramientas simples como palas. Los nombres de estas localidades como Paiporta, Chiva, y Masanassa resuenan con dolor.

Hoy, el Ejército ha sido desplegado en la zona viajando por tierra, mar y aire para reforzar las operaciones logísticas y de distribución de ayuda humanitaria, en respuesta a la petición del presidente regional Carlos Mazón. Hasta ahora, se han incorporado 500 efectivos del Ejército, y se prevé que otros 250 se sumen a la tarea en cuestión de horas. La ministra de Defensa, Margarita Robles, asegura que se activarán todos los recursos necesarios sin restricción alguna.

En Andalucía, la situación no es menos alarmante, con 117 avisos activos por lluvias y tormentas, aunque recientemente se ha desactivado el aviso rojo que había sido declarado anteriormente, quedando en alerta naranja hasta la medianoche.

El ministro del Interior ha anunciado que la Guardia Civil ha rescatado a más de 4.500 personas afectadas por esta drástica inundación, y el gobierno ha declarado que los 120.000 miembros del Ejército, más los 160.000 de la Policía Nacional y Guardia Civil, están preparados para hacer frente a cualquier requerimiento adicional.

La localidad de Chiva lamenta ya siete muertos y ha señalado un número indeterminado de desaparecidos. El Ayuntamiento ha emitido un llamado urgente solicitando productos de primera necesidad como agua y alimentos no perecederos, evidenciando la necesidad desesperada de apoyo de la población.

En medio de este caos, las muestras de solidaridad son inmensas. Comunidades en regiones cercanas, como Galicia, se organizaron para enviar ayuda a los afectados por la dana, y la campaña de recogida de productos básico se está llevando a cabo en varios puntos de la geografía española. Los esfuerzos incluyen la habilitación de lugares de recolección de donaciones para ayudar a quienes han perdido todo.

Sin embargo, la devastación por la dana solo va en aumento. Los especialistas y autoridades advierten que las condiciones climáticas extremas podrían continuar, con predicciones de fuertes lluvias en varias regiones. Las cifras de daños son devastadoras, con 170.000 personas sin cobertura telefónica y al menos 23.000 sin luz en la Comunidad Valenciana.

Los servicios de emergencia siguen intentando acceder a las zonas más afectadas, donde la búsqueda de desaparecidos se intensifica. No se puede ignorar que esta situación ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras, que necesitan reconstrucción significativa. La comunidad internacional también ha respondido con mensajes de apoyo, expresando su solidaridad con las víctimas que han enfrentado esta tragedia.

Y a la vista de la devastación, el gobierno ha declarado que la situación es una emergencia nacional. Ahora, más que nunca, es crucial que la solidaridad y la ayuda fluyan hacia las comunidades en crisis mientras tratan de recomponerse tras este desastre sin precedentes.