La tragedia ha golpeado a la Lagoa de Massó: todos los patos han desaparecido. La Consellería de Medio Ambiente ha confirmado que las muertes de estos hermosos animales acuáticos, que comenzaron a registrarse durante el verano, fueron causadas por un brote de botulismo. "Las últimas analíticas realizadas, tras el repentino aumento de muertes en agosto y octubre, han dado resultados positivos para la infección por botulismo", indicó la consellería. Este brote representa una emergencia ambiental que resalta la fragilidad de los ecosistemas acuáticos.

El botulismo aviar es una de las enfermedades más devastadoras en aves acuáticas a nivel mundial, manifestándose principalmente en humedales de agua dulce. Estas infecciones pueden surgir debido a múltiples factores interrelacionados que hacen que sean difíciles de prevenir y predecir. La falta de una acción efectiva para controlar este brote ha suscitado la preocupación de los ecologistas y de la comunidad local.

Los expertos de la consellería habían recolectado muestras en agosto después de que se notificaron los primeros casos de patos muertos. Sin embargo, tras los nuevos informes en octubre, no se vieron acciones claras por parte de la Xunta de Galicia. Aunque se descartaron otras causas como el mosquito tigre y la gripe aviar, no se proporcionaron explicaciones sobre la calidad del agua de la laguna, un humedal protegido que debería estar bajo especial vigilancia.

Antonio Cordeiro, presidente del colectivo de anillamiento de aves Anduriña, confirmó que no queda un solo pato vivo en la laguna. Aunque no se pudo determinar cuántos patos han muerto, se insiste en la urgencia de evaluar las áreas inaccesibles del humedal. A pesar de la grave situación, las garzas continúan visitando la laguna, un recordatorio de que la vida silvestre puede aún seguir adelante. Cordeiro sostiene que los patos son especies muy locales e intrínsecamente dependientes del humedal, lo que subraya la urgencia de renovar el agua estancada para preservar lo que queda de esta comunidad aviar.

La crisis en la Lagoa de Massó no solo afecta a los patos, sino que también pone en evidencia la necesidad urgente de mejorar las condiciones de nuestros ecosistemas frágiles. ¿Qué se está haciendo para evitar un desastre aún mayor? El tiempo es esencial y la comunidad local pide respuestas y acciones inmediatas.