Tecnología

¡Elon Musk planea una maniobra alucinante para el próximo vuelo de Starship! Pero necesita el visto bueno del Gobierno

2024-09-26

Han pasado casi cuatro meses desde el cuarto vuelo de Starship, el 6 de junio, cuando el Booster 11 despegó en hora y logró una separación exitosa de la Ship 29, que amerizó sin contratiempos en el Golfo de México. Ese mismo día, Elon Musk sorprendió a los seguidores con un tuit donde exponía su ambicioso plan: "Creo que deberíamos intentar atrapar el cohete con los brazos de Mechazilla en el próximo vuelo".

Para entender la magnitud de este plan, hay que recordar que Starship es el cohete más grande jamás construido. Se compone de dos etapas: el Super Heavy de 70 metros y la nave Starship de 50 metros. Ambas etapas están diseñadas para ser reutilizadas con rapidez, llenándose de combustible y volviendo a volar en cuestión de horas.

Sin embargo, el Super Heavy no está diseñado para aterrizar sobre el suelo, ya que SpaceX eliminó las patas retráctiles que se ven en el Falcon 9. En su lugar, se apuesta por una innovadora técnica: el uso de brazos robóticos gigantes, conocidos como 'Mechazilla', que intentarán atrapar el propulsor en vuelo, tras su lanzamiento.

El plan para el quinto vuelo de Starship implica lanzar el cohete y esperar la separación de etapas. Si todo marcha bien, el propulsor Super Heavy debería regresar automáticamente a la plataforma de lanzamiento, donde los brazos robóticos lo esperan para atraparlo. Esta maniobra, jamás intentada, conlleva un alto riesgo de fallar: si hubiera un problema con los motores, el cohete podría impactar con la torre de lanzamiento o con la plataforma, lo que tendría un costo altísimo para el programa.

Una ventaja es que SpaceX ha construido una segunda torre de lanzamiento en Starbase, situada en el sureste de Texas. Aunque aún falta equipar la torre con los brazos robóticos, potencialmente permitirá varios lanzamientos simultáneos en el futuro. Este nuevo diseño ya está adaptado para las versiones 2 y 3 de Starship, que serán más altas y potentes.

Los cohetes que se usarán en el quinto vuelo, el Booster 12 y la Ship 30, han superado pruebas de encendido y están listos para volar. El propulsor ha sido mejorado con antenas Starlink para realizar transmisiones en tiempo real, mientras que la nave cuenta con un nuevo escudo térmico dos veces más resistente, diseñado para evitar los daños sufridos por la Ship 29 durante su reentrada.

Aunque la Starship está lista técnicamente, no despegará hasta finales de noviembre, ya que espera la aprobación de la Administración Federal de Aviación (FAA). Este proceso no se debe a incidentes anteriores, sino a las mejoras en el diseño y al ambicioso plan de aterrizaje.

La FAA ha expresado preocupaciones ambientales en relación con un nuevo sistema de refrigeración en la plataforma de lanzamiento, un aspecto fundamental para los despegues, pero que ha generado críticas por la afectación al entorno natural. Musk ha mostrado su descontento por estos retrasos, lanzando una serie de críticas al gobierno y considerando acciones legales contra la FAA.

En medio de toda esta controversia, SpaceX sigue trabajando incansablemente en Starbase, recuperando el Booster 11 del vuelo anterior y probando los brazos de Mechazilla para incorporar mejoras en el lanzamiento. Sin embargo, hasta que no se apruebe la licencia de vuelo, no veremos despegues de Starship.

El objetivo final de Musk es asegurar que el Super Heavy pueda volar nuevamente en horas tras su aterrizaje, revolucionando así la reutilización en vuelos espaciales. Mientras tanto, se afinan los detalles para el vuelo 6, manteniéndose la expectación en torno a estas ambiciosas metas de SpaceX.