El controvertido empresario Elon Musk, conocido por sus declaraciones explosivas, ha desatado una polémica este martes al llamar "imbécil" y "tonto de remate" a Peter Navarro, quien fue asesor de Comercio y Manufacturas del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Esto ocurrió en una publicación en la plataforma X, después de que Navarro criticara la fabricación de coches eléctricos de Tesla.

En un giro inesperado, Musk incluso cambió su nombre en las redes sociales a "Peter Retarrdo", lo que intensificó aún más la controversia.

La disputa ha captado la atención de los medios de comunicación, a pesar de los esfuerzos de la Casa Blanca por minimizar su importancia. Karoline Leavitt, portavoz de la administración, desestimó el conflicto al afirmar que "esto son cosas de chicos". Sin embargo, el público parece estar muy interesado en el enfrentamiento entre dos figuras prominentes de la política y la industria.

La guerra de declaraciones continúa, después de que Navarro sugiriera que la percepción de la Casa Blanca y del pueblo estadounidense es que Musk es "un fabricante de coches", cuando en realidad, según él, se trata más bien de un "ensamblador de automóviles". Este comentario apunta a las críticas de Navarro hacia la dependencia de Tesla de componentes extranjeros provenientes de países como China, Taiwán y Japón.

Navarro es firme en su opinión de que, mientras Musk busca "componentes mecánicos extranjeros baratos", el Gobierno estadounidense debería enfocarse en producir vehículos completamente en suelo nacional, enfatizando la importancia de la economía doméstica y la seguridad nacional. Este enfrentamiento promete seguir dando de qué hablar en un momento en que la industria automotriz está bajo escrutinio y en plena transformación hacia la electrificación.

Por lo tanto, ¿será esta solo una pelea de egos o marcará un cambio en la manera en que se perciben los fabricantes de automóviles en Estados Unidos? Solo el tiempo lo dirá.