
Elizabeth Brown: La Pionera de la Astronomía que Dejó su Huella en el Estudio del Sol
2025-03-31
Autor: Ana
Elizabeth Brown fue una brillante astrónoma que desafió las restricciones sociales de su época y se destacó en su campo con sus profundas investigaciones sobre el sol, las manchas solares y los eclipses. Nacida el 6 de agosto de 1830 en Cirencester, Inglaterra, su fascinación por el cosmos comenzó a una temprana edad gracias a su padre, un entusiasta de la meteorología y la astronomía. A pesar de las adversidades que enfrentó como mujer en la sociedad victoriana, su pasión por el cielo la llevó a convertirse en una líder en el ámbito astronómico.
A diferencia de muchas chicas de su tiempo, Elizabeth recibió el apoyo de su padre para estudiar lo que amaba, pero su vida no estuvo exenta de obligaciones. Pasó cinco décadas cuidando de su padre y cumpliendo con las expectativas domésticas de la época. Aun así, nunca dejó que esto detuviera su curiosidad científica. Aprendió de manera autodidacta, observando manchas solares al proyectar la imagen del sol sobre cartón blanco, y empezó a llevar un registro meticuloso de días de lluvia, compartiendo sus hallazgos con la Royal Meteorological Society.
El verdadero despegue de su carrera ocurrió a los 53 años, tras la muerte de su padre. Este evento la impulsó a dedicarse plenamente a la astronomía. Elizabeth se centró particularmente en la observación solar, documentando manchas y eclipses en detallados dibujos que contribuyeron significativamente a futuros estudios. Viajó por lugares como Rusia, las Indias Occidentales, Noruega y España para observar eclipses solares. En 1887, publicó su libro titulado "En persecución de una sombra", una obra que consolidó su reputación en la comunidad científica.
A los 50 años, se unió a la Sociedad Astronómica de Liverpool, donde viajaba largas distancias para asistir a las reuniones. Su dedicación hizo que rápidamente ascendiera a la dirección de la Sección Solar de la sociedad y, notablemente, llegó a poseer su propio observatorio, algo inusual para las mujeres de su época.
En 1890, Elizabeth fue una de las fundadoras de la Asociación Astronómica Británica (BAA), una organización que admitía mujeres y que buscaba unir a los aficionados a la astronomía en el Reino Unido. Su papel fue tan crucial que se convirtió en directora de la Sección Solar hasta su fallecimiento, coordinando investigaciones sobre manchas solares y eclipses, y promoviendo activamente la inclusión de mujeres en la ciencia.
Además, su perseverancia la llevó a ser una de las primeras mujeres en unirse a la Royal Meteorological Society. Sin embargo, los prejuicios de género de la época dificultaron su admisión inicial en 1892. No obstante, gracias al apoyo de algunos miembros masculinos, finalmente fue aceptada, convirtiéndose en un modelo a seguir y un símbolo de lo que las mujeres pueden lograr en campos científicos tradicionales.
La historia de Elizabeth Brown es un testimonio del impacto que una sola mujer puede tener en un campo como la astronomía, inspirando a futuras generaciones a trascender las limitaciones impuestas por la sociedad.