"Hay que llegar vivos a Navidad", repetía Carlo Ancelotti con urgencia durante semanas. Esta no era solo una frase motivacional sino un reflejo del desafío que enfrentaba un equipo que parecía estancado, luchando por encontrar su ritmo y bajo la presión de un silencio abrumador en Valdebebas. Ese silencio solo se rompía con la desesperante frase: "solo vale ganar".

El impacto de las primeras derrotas no pasó desapercibido para Ancelotti, que conoce bien las expectativas que rodean al Real Madrid. La preocupación por el desempeño del equipo y la posibilidad de que la presión lo afectara a él eran palpables. A pesar de sus impresionantes 15 títulos, el italiano entendía que en el fútbol moderno, lo que pasó se olvida rápidamente; siempre hay un nuevo partido que ganar.

Recuperarse con una emocionante victoria en Bérgamo fue solo el comienzo. Este triunfo no solo revitalizó al equipo en LaLiga, sino que también condujo a su histórico 15º título, una hazaña que ningún otro entrenador madridista había logrado. Desde ese momento, la atmósfera en el vestuario cambió drásticamente, impulsando a los jugadores hacia un camino de estabilidad y éxito, mientras se fija la mirada en el futuro de competiciones venideras, especialmente ante la promesa de un 2025 lleno de posibilidades.

Sin embargo, las semanas previas estuvieron llenas de presión. Las derrotas, como la espinosa caída ante el Milan, provocaron un cóctel de tensión en Valdebebas. La charla crucial dos días después del descalabro en Europa fue un punto de inflexión. Luka Modric, reconocido como el corazón del equipo, aseguró: "No vamos a dejar caer al entrenador". Estas palabras resonaron dentro del vestuario y unificaron al equipo en un instante crítico.

Los rumores sobre la inestabilidad del equipo eran cada vez más constantes. Inclusive, las dudas sobre el rendimiento de estrellas como Kylian Mbappé alimentaron el clima de inquietud. Pero, a pesar de las críticas, el club tenía claro el rol vital que Mbappé desempeña. La confianza depositada en él dio frutos, y su rendimiento en los últimos partidos se asemejó más al que mostró en sus días dorados con el PSG.

Con cada partido, la maquinaria del equipo comenzó a encajar. El reciente enfrentamiento contra el Atalanta fue clave, donde demostraron un deseo de victoria palpable al correr más que su rival italiano, un indicativo de la revitalización del equipo. Florentino Pérez, presidente del club, celebró la conquista de la Intercontinental: "Tener un buen equipo es fundamental, al igual que contar con un entrenador capaz. Nuestra ambición sigue intacta y estamos decididos a continuar sumando títulos".

Así mantenido el compromiso y la pasión por el juego, el Real Madrid se encamina a un 2024 que promete ser electrizante. ¡Estén atentos, porque el mejor equipo del mundo ha vuelto a rugir!