El tardeo está ganando cada vez más protagonismo en Zaragoza, especialmente en Nochevieja, transformando la tradicional fiesta de cotillones en un evento menos concurrido. En las últimas celebraciones, las calles de El Tubo y los bares del centro han estado repletos de gente disfrutando de momentos al aire libre y ambientes más relajados, dejando atrás el estigma del cotillón de medianoche.

Mientras se acerca el 31 de diciembre, un día que históricamente ha sido sinónimo de cotillones, baile y copas hasta el amanecer, muchos zaragozanos están optando por la innovadora 'tardevieja'. Este nuevo concepto ha desatado la locura, generando un aumento en la facturación de los locales, que se han adaptado a las nuevas preferencias de ocio nocturno.

"La pandemia cambió radicalmente nuestros hábitos de ocio. Ahora la gente prioriza el tardeo", comenta Miguel Ángel Salinas, portavoz de la Asociación Provincial de Discotecas y dueño del Grupo Canterbury. Aunque los jóvenes aún muestran interés por los cotillones tradicionales, que ofrecen noches de diversión a un precio promedio de 50 euros, la corriente mayoritaria se dirige hacia ambientes más informales.

La tendencia se refleja en la elección de los bares, donde pocos organizan cotillones clásicos, mientras la mayoría opta por entrada libre o pases que incluyen consumiciones a precios asequibles. "Los mayores prefieren un par de copas y un recorrido de bar en bar", explica Salinas, con tarifas de 15 a 25 euros.

El 'boom' del tardeo ha transformado la noche zaragozana, y este año los locales prevén que la actividad sea más intensa por la tarde del 31 de diciembre que por la noche. Esto ha llevado a una dispersión de la fiesta, a diferencia de la concentración que solía producirse después de las campanadas. "La fórmula del cotillón se está agotando", anticipa Salinas.

El tardeo, que nació durante la desescalada de la pandemia, ya representa un 50% de la facturación de los bares nocturnos en Zaragoza. Durante Nochebuena, la combinación del vermut y el tardeo supuso un éxito sin precedentes, destacando la importancia de este nuevo fenómeno en la economía local.

A medida que la edad aumenta, el gusto por los cotillones disminuye. A partir de los 30 años, muchos se suman al tardeo, un sector del público que gasta más y que, según Salinas, es esencial para la sostenibilidad del ocio nocturno. "En Nochevieja, la gente suele gastar más y solo busca divertirse", añade.

Este año, el cotillón del Sella se destaca por ofrecer un paquete completo que incluye cena, uvas y transporte, con un total de 3,000 entradas disponibles a 210 euros. Aquellos que opten solo por la fiesta pagarán 50 euros. Sin embargo, este tipo de eventos puede reducir la demanda en otros locales de la ciudad. Con la tendencia creciente del tardeo, parece que el futuro del ocio nocturno en Zaragoza está en constante evolución, y los cotillones tradicionales podrían convertirse en un eco del pasado. ¡No te pierdas la próxima fiesta y vive la experiencia del tardeo!