En los EE. UU., la tendencia del 'cripto-boom' se ha disparado, especialmente entre los fervientes seguidores de Donald Trump. Esta comunidad, en gran parte masculina y con una alta autoestima, ha hecho de las criptomonedas una nueva bandera de resistencia contra lo que ellos consideran una crisis de masculinidad. Lo curioso es que muchos de estos entusiastas no solo adoptan la ideología de Trump, sino que también recurren a tratamientos de testosterona para demostrar su virilidad.

El interés por las criptomonedas ha crecido notablemente en los últimos años, y la figura de Trump ha galvanizado a un sector específico de estos inversores que ven en las monedas digitales una forma de desafiar las convenciones y el dólar estadounidense, al que han calificado de "estafa".

Además, recientes declaraciones de Trump sugieren que podría estar considerando una inversión más activa en el ámbito cripto, animado por su propio deseo de conectar con nuevos votantes y seguidores en un panorama económico incierto. Las criptomonedas no solo representan una oportunidad de inversión, sino también un símbolo de rebelión contra lo que muchos perciben como el monopolio financiero del gobierno.

Los expertos están divididos: por un lado, algunos consideran que estas afirmaciones son solo una estrategia retórica, mientras otros ven potencial real en la visión cripto de Trump. Lo que está claro es que, como en muchas cosas, la perspectiva de Trump está atrayendo tanto a seguidores leales como a críticos decididos.

A medida que el cripto-mercado continúa evolucionando, su conexión con figuras políticas como Trump podría cambiar la forma en que las criptomonedas son percibidas, llevándolas aún más a la corriente principal. ¿Estamos ante el nacimiento de un nuevo imperio cripto impulsado por la política? Solo el tiempo lo dirá.