La situación en el Sevilla FC es alarmante. Desde la llegada de García Pimienta, el equipo ha registrado números que se asemejan a los peores de la era de Julen Lopetegui. Actualmente, el Sevilla se encuentra luchando por salir de la zona de peligro, una realidad que hace solo unas temporadas parecía impensable para un club con una rica historia en el fútbol español y europeo.

En su reciente partido contra el Alavés, el técnico barcelonés y el capitán Saúl coincidieron en señalar "una falta de actitud" como uno de los problemas más graves del equipo. A pesar de haber obtenido un porcentaje levemente superior en duelos, este número no refleja la realidad en el campo. El Sevilla no ha logrado imponer su juego ante rivales que, como el Alavés, se basan en una mayor intensidad y entrega.

La falta de refuerzos efectivos también ha sido evidente. Con Víctor Orta a la cabeza, las incorporaciones no han demostrado ser decisivas. Apenas dos fichajes, Peque y Saúl, parecen contribuir de forma significativa al rendimiento del equipo, aunque incluso ellos no brillaron en Mendizorroza. La situación de Iheanacho es preocupante; aunque tiene potencial, su aporte físico no ha sido el esperado para un delantero que debe luchar solo al frente. Datos como el escaso tiempo en el campo de jugadores como Ejuke y Barco, quienes no han tenido impacto en el juego, subrayan los problemas de un equipo que no logra encontrar su forma.

A pesar de los intentos de García Pimienta por hacer entender su estrategia y filosofía, el mensaje aún no se traduce en resultados, y la frustración comienza a calar hondo en los aficionados. Sin embargo, el panorama no es completamente desolador. En algunos partidos, como los recientes enfrentamientos, ha habido momentos en que el equipo ha mostrado destellos de buen juego, pero estos aún no son suficientes.

El desafío ahora no solo consiste en mejorar el rendimiento en el campo, sino también en asimilar que el Sevilla se encuentra en un proyecto a largo plazo. Desde su llegada, el club ha dejado claro que el objetivo inmediato es garantizar la permanencia en Primera División. La presión es evidente, y es crucial para García Pimienta y sus jugadores entender que marcar la diferencia en cada partido es vital para mantener viva la esperanza.

Lo que antes fue un equipo acostumbrado a competir por títulos ahora se enfrenta a la cruda realidad de luchar por no caer a categorías inferiores. Con la ventana de fichajes cerrada y las lesiones golpeando a la plantilla, cada encuentro se convierte en una batalla no solo contra el rival, sino contra el propio destino. ¿Estará el Sevilla a la altura del desafío? El tiempo lo dirá, pero la afición espera que se reactiven las ambiciones perdidas. ¡No te pierdas los próximos partidos para ver si logran rescatar una temporada que ya parece perdida!