En un giro inesperado, el Partido Popular (PP) ha caído en un inquietante silencio ante la crisis provocada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en la Comunidad Valenciana. Habituados a una ruidosa aglomeración de entrevistas y declaraciones, el partido se ha distanciado de su líder valenciano, Carlos Mazón, quien se encuentra gestionando la situación casi en solitario. A pesar de la gravedad de la catástrofe, la cúpula del PP, encabezada por Alberto Núñez Feijóo, ha emitido solo una fría declaración institucional sin permitir preguntas, pidiendo la declaración de una emergencia nacional, lo que, de facto, colocaría al Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al mando de la gestión en lugar de a la Generalitat valenciana.

La compleja situación ha derivado en una “separación forzosa” entre Mazón y Feijóo, ya que el líder del PP parece no querer enrolarse en lo que algunos perciben como un “agujero político”. Un dirigente veterano del PP ha comentado irónicamente que Telefónica y Vox han hecho un buen trabajo en la coalición del gobierno valenciano, alterar el juego político en la comunidad y robar atención a las necesidades de València ante la catástrofe.

Desde el inicio de esta crisis, las estrategias de Mazón han divergido notablemente de las de Feijóo. Durante su visita a Valencia, Fue el líder del PP quien se quedó como un oasis en el desierto, criticando al Gobierno mientras Mazón se mostraba conciliador con el presidente Pedro Sánchez, generando rasgos de tensión entre ambos. Esta diferencia de sentido político también ha sido acentuada por un pacto inesperado de Mazón con Vox tras las elecciones, lo que alteró la narrativa del PP a nivel nacional justo cuando Feijóo pensaba que podía lograr un avance significativo en las elecciones generales.

En Génova, sede del PP, se percibe un creciente malestar acerca de la gestión de Mazón. A pesar de que varios miembros del partido han mostrado apoyo a su liderazgo, hay voces críticas que alegan que no se realizó una evaluación adecuada sobre la inminente magnitud del desastre y que se está buscando un culpable para desviar la atención de los propios errores. Se señala a la AEMET y a la Confederación Hidrográfica como responsables, tratando de cargar al Gobierno central la culpa por no prever la tragedia.

A lo largo de la semana pasada, aunque Feijóo viajó a Valencia para ofrecer su apoyo a Mazón, la dirección nacional ha decidido no respaldar abiertamente al líder valenciano en estos momentos críticos. Algunos miembros del partido, como la vicesecretaria Esther Muñoz y el diputado Rafa Hernando, han hecho esfuerzos aislados en redes sociales para defender la gestión de Mazón, pero la cúpula del PP asegura mantener la distancia, preocupada por la ola de indignación creciente entre la población. "La gente está enfadada y nosotros no podemos permitir que eso se vuelva en contra de nuestros intereses", señala una fuente interna del partido.

En resumen, la situación de Mazón es delicada y el PP se enfrenta al dilema de cómo reaccionar ante la crisis, sin dejar de lado la presión política que se está intensificando tanto a nivel local como nacional. El futuro político de Mazón parece estar en juego, y muchos de dentro y fuera del partido miran con atención a sus próximos movimientos.