La evolución del permiso de paternidad en España

España ha pasado de tener permisos de paternidad casi inexistentes a convertirse en un modelo en Europa. La Ley de Igualdad de 2007 introdujo un permiso no transferible de trece días, que fue ampliado a cuatro semanas en 2017. En un hecho notable, en 2021, el país equiparó los permisos de paternidad y maternidad a dieciséis semanas intransferibles para cada progenitor.

¿Un verdadero avance para todos?

Este rápido avance en las políticas de conciliación ha sido respaldado por la población, sin distinción de ideologías o edades. Sin embargo, surgen interrogantes: ¿realmente se beneficia toda la sociedad de este progreso? ¿O solo algunos sectores privilegiados?

Estudio reciente: ¿más inclusión o más desigualdad?

Un estudio publicado en el Journal of European Social Policy analizó el impacto de esta política. La investigación se basó en dos premisas fundamentales: primero, que los permisos deben ser largos, bien remunerados e intransferibles para ser utilizados. En segundo lugar, que los mercados laborales segmentados afectan directamente la capacidad de los padres para tomar dicho permiso.

Un aumento en el uso, pero no en la equidad

Los datos muestran un aumento significativo en el uso del permiso de paternidad; el porcentaje de padres que utilizan el permiso se duplicó, pasando del 36% al 64%. Sin embargo, a pesar de este avance, las diferencias de acceso persisten. Aquellos con empleos seguros son más propensos a aprovechar este derecho, mientras que los trabajadores precarios siguen excluidos.

Crecen las brechas en el uso del permiso

Las investigaciones revelan que la ampliación del permiso ha aumentado las desigualdades: la brecha en su uso entre padres de ingresos bajos y medios ha aumentado de 2.4 a 8.5 días. Asimismo, el impacto de la percepción de seguridad laboral ha crecido, intensificando el uso entre aquellos que se sienten seguros en su empleo frente a los que están en riesgo de perderlo.

Conclusión: Desigualdades persistentes a pesar del avance

El escenario actual refleja una dualidad preocupante: los padres con mejores condiciones laborales se benefician más del permiso, mientras que los autónomos, trabajadores temporales y aquellos con menores ingresos se quedan atrás. Esto pone de manifiesto que, aunque las políticas han avanzado, si no se implementan medidas que garanticen un acceso equitativo, la desigualdad continuará creciendo.

La segmentación y falta de prestaciones universales en el mercado laboral son desafíos que necesitan atención urgente. Sin reformas que reduzcan la precariedad, el impacto de estas políticas podría diluirse, dejando a muchos padres en la sombra en su momento más crucial.