El consumo de alcohol es común en celebraciones, especialmente durante las fiestas de fin de año, donde la tentación de excederse es mayor. Tristemente, el abuso de alcohol conlleva graves consecuencias, incluyendo la incapacidad para conducir de manera segura. En el año 2022, se reportaron alrededor de 3 millones de muertes en accidentes de tráfico a nivel mundial debido a la conducción bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, dejar de consumir alcohol se ha convertido en uno de los desafíos más complejos para la salud pública. Alarmantemente, 9 de cada 10 personas que consumen alcohol en exceso no buscan ayuda, ya que no lo perciben como un problema serio.

Durante las cuarentenas por el COVID-19, el consumo de alcohol aumentó notablemente, afectando a 1 de cada 4 mujeres y 4 de cada 10 hombres, aunque las cifras comenzaron a disminuir después del primer año de encierro. Actualmente, en Bolivia se registra un consumo promedio de 4.1 litros de alcohol por persona al año, mientras que Argentina y Brasil tienen cifras considerablemente más altas, con 8 y 7.7 litros, respectivamente. Es importante recordar que estas estadísticas no incluyen las cantidades de alcohol fabricado de manera artesanal o distribuido ilegalmente.

El vínculo entre el consumo de alcohol y el cáncer es cada vez más claro. Investigaciones han demostrado que el abuso de alcohol está asociado con un aumento en la aparición de neoplasias malignas, que son masas de tejido que crecen de forma incontrolada en diferentes partes del cuerpo, incluyendo la piel, la boca y el estómago. En Argentina, un país con uno de los niveles más altos de consumo de alcohol, las neoplasias malignas son una de las principales causas de muerte. Los expertos sugieren que aumentar los impuestos al alcohol podría ayudar a reducir su consumo y, por ende, la incidencia de cáncer.

En Europa, un estudio reveló que el 10% de los casos de cáncer en hombres y el 3% en mujeres están relacionados con el consumo de alcohol. Globalmente, se estima que el 4% de las muertes por cáncer se pueden atribuir a esta sustancia. Entre los tipos de cáncer más comunes relacionados con el alcohol se encuentran los de hígado, esófago y mama. Además, se ha encontrado que incluso el consumo moderado de alcohol, como 10 ml/día, contribuye a más de 41,000 casos de cáncer, representando el 6% del total de casos atribuibles al alcohol.

Frente a estas alarmantes estadísticas, surge la pregunta: ¿por qué no se prohíbe el alcohol si es tan dañino? La realidad es que las políticas prohibicionistas no han demostrado ser efectivas. Los cambios más sostenibles provienen de la población misma y de la modificación en los patrones de consumo. Decide reducir tu consumo de alcohol y recuerda que cada pequeño cambio puede tener un gran impacto en tu salud y en la de quienes te rodean.