Mansour se ríe modestamente cuando se le llama el nuevo 'héroe' del barrio. A sus 19 años, este joven, que llegó a Málaga tras una arriesgada travesía, recuerda cómo vio a una mujer en apuros y corrió a ayudarla porque la situación era muy peligrosa. Junto a él está Cristina, la joven que salvó, a la que llevó en brazos para sacarla de la inundación provocada por la DANA. Un día después del incidente, ambos se reencuentran en la calle Héroe de Sostoa, frente a la gasolinera donde ocurrió todo.

Cristina, de 27 años, narra cómo quedó paralizada al verse rodeada de agua. A pesar de la alerta roja, había decidido ir a trabajar a la peluquería donde tiene empleo, ya que al principio solo llovía ligeramente. Sin embargo, a medida que la tormenta se intensificaba, el agua la sorprendió en medio de la calle. "Iba hablando con mi novio, que estaba muy preocupado, y en un momento el agua llegaba casi a mis rodillas", explica, recordando el pánico que sintió.

Ella se detuvo, atrapada bajo su paraguas, traumatizada por la tragedia que había sucedido en Valencia durante otra DANA. "Vi un coche pasar y me aterraba pensar que podría perder el control y venir hacia mí", cuenta Cristina. Fue entonces cuando su cuerpo dejó de responder por el miedo.

Mansour, residente en uno de los pisos de acogida de CEAR, no dudó en acercarse. "La situación era muy peligrosa y necesitaba actuar", dice en un español con acento pero con una gran sonrisa. Al ver a Cristina paralizada, la tomó en brazos sin pensar en el riesgo para su propia seguridad y la llevó a un lugar seguro, el portal de la familia de su pareja.

Después de asegurarse de que estaba a salvo, Mansour regresó para seguir ayudando. Durante el caos de la inundación, se quedó en la misma esquina, asistiendo a la policía y sacando de la carretera contenedores que flotaban. Su coraje y determinación le valieron el reconocimiento de la comunidad, que lo ha elevado a la categoría de 'héroe' en redes sociales, donde su valerosa acción se ha vuelto viral.

A pesar de la reciente fama, Mansour se mantiene humilde y con una sonrisa, esperando a que se resuelva su solicitud de protección internacional. Su viaje a Málaga comenzó en octubre del año pasado, después de arriesgar su vida en una patera para llegar a Canarias. Según CEAR, esto fue resultado de la falta de rutas legales y seguras para migrantes. Desde su llegada, ha recibido el apoyo de esta organización, que ha sido fundamental para facilitar su adaptación a un nuevo país y su necesidad de protección.