En un giro inesperado de los acontecimientos, la declaración del hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez Pérez Castejón, como imputado ante la jueza Beatriz Biedma ha sacudido a la política española. En esta tensa sesión del jueves, la jueza se empeñó en desentrañar la misteriosa Oficina de Artes Escénicas, un cargo que David asumió en diciembre de 2022, pero que parece más un enigma que una responsabilidad clara.

Durante el interrogatorio, Biedma planteó repetidamente preguntas directas sobre el funcionamiento y la ubicación de esta oficina, ante la incredulidad de los presentes. "¿Me puede explicar, por favor, qué es la Oficina de Artes Escénicas?", indagó la magistrada, a lo que David, conocido artísticamente como 'Azagra', respondió con dudas y titubeos: "Es el espacio donde continúo con la actividad que he venido ejerciendo desde 2017". Sin embargo, la falta de claridad dejó a la jueza frustrada.

El absurdo llegó a su punto máximo cuando David admitió no saber con exactitud quiénes forman parte de su equipo, más allá de mencionar a un par de colaboradores como Ángel Seco y Luis Carrero. "No tengo subordinados, solo personas con las que colaboro", insistió, dejando a la magistrada sin otra opción que cuestionar aún más la naturaleza de su puesto.

La jueza, ansiosa por repasar las circunstancias y la creación de su despacho, también recordó que David había recibido un nuevo despacho en mayo de 2024, justo cuando estalló la polémica que lo lleva a la sala de interrogatorios. A pesar de su insistencia, David no ofreció detalles concretos sobre sus compañeros de trabajo, afirmando evasivamente que estaba solo hasta que su colega se incorporó recientemente.

Otro punto crítico que emergió de la declaración fue la residencia de David en Portugal. A la pregunta de la jueza sobre su domicilio actual, respondió sin titubear: "Estoy residiendo en Portugal desde finales de 2021". Esta revelación no solo abrió la caja de Pandora de su estilo de vida, sino que también planteó dudas sobre su compromiso con su trabajo en la Diputación de Badajoz, ya que reconoció que no asistía a su despacho diariamente.

Entre los momentos más ingeniosos de la sesión, la magistrada lo confrontó repetidamente sobre la frecuencia de sus visitas al trabajo, a lo que él, con más evasivas, respondió: "Voy a mi oficina todas las veces que necesito". Esto, lejos de calmar a la jueza, llevó a una serie de preguntas críticas sobre su dedicación a su nuevo cargo.

La jueza también abordó el cambio de nomenclatura de su puesto, sugiriendo que la creación de la jefatura de la Oficina de Artes Escénicas debía tener un propósito real y no ser simplemente un título en el aire. Finalmente, David Sánchez negaría cualquier favoritismo en la creación de su puesto, pero la falta de claridad que mostró en casi todas sus respuestas dejó a todos preguntándose sobre la legitimidad de su rol.

La situación ha capturado la atención del público español, invitando a especulaciones sobre las conexiones entre la política y las artes en el ámbito gubernamental. Con la incredulidad palpable en la sala, la figura del hermano del presidente ha emergido no solo como una más lejana del sector artístico, sino como un símbolo de la falta de transparencia en la administración pública.