Este lunes, el Gobierno de España presentó un decisivo paquete de medidas para apoyar a las víctimas de la DANA que ha devastado Valencia. Según el presidente Pedro Sánchez, se destinarán 14.625 millones de euros para la asistencia de los afectados y la recuperación de la región, beneficiando a 400.000 trabajadores, 30.000 empresas y 100.000 hogares. En una muestra de compromiso, 25.000 empleados públicos, incluyendo efectivos militares, ya están en el terreno ayudando.

La respuesta estatal es proporcional a la magnitud de este desastre natural. Es crucial llevar a cabo un seguimiento riguroso de estas medidas para asegurar que la ayuda llegue efectivamente a todos los que la necesitan. Aún estamos en las etapas iniciales de planificación y es incierto el alcance total de los programas que se implementarán, tanto a nivel nacional como europeo.

Dos semanas después de la catástrofe, se resalta la robustez de nuestras instituciones democráticas. Frente a los discursos que proclaman que "solo el pueblo salva al pueblo", el verdadero sistema de apoyo que hemos construido es lo que realmente está mostrando su fuerza en estos momentos críticos.

Sánchez hizo hincapié en un mensaje de unidad institucional y evitó entrar en controversias sobre la actuación de la Generalitat Valenciana y su propio gobierno en este trágico suceso. Aunque se le formularon preguntas directas sobre el jefe del Consell, Carlos Mazón, el presidente evadió la crítica, reconociendo que todas las administraciones, incluidas las autonómicas, son parte fundamental del Estado. Además, no escatimó en elogios para los empleados públicos de la Generalitat por su dedicación durante la crisis.

Es vital que este enfoque de unidad y colaboración se mantenga en un momento tan delicado. Desde el inicio de esta dolorosa situación, hemos señalado la necesidad de dejar atrás las disputas políticas entre gobiernos de diferentes colores. Este tipo de divisiones solo lleva al abandono de los ciudadanos que más lo necesitan. Asimismo, hemos criticado las discusiones sobre competencias que han ralentizado la respuesta, tanto en términos de prevención como de ayuda posterior a la catástrofe. Es imprescindible que se revisen y mejoren los mecanismos de coordinación entre administraciones para asegurar una respuesta ágil y eficiente en futuras emergencias.

Finalmente, es importante destacar que la intervención estatal no es solo una cuestión de recursos; es también un acto de solidaridad y esperanza para todos los españoles afectados. La situación en Valencia es un recordatorio de la fragilidad ante desastres naturales, pero también sobre la fuerza de una sociedad unida en la adversidad. ¡La recuperación está en marcha y juntos saldremos adelante!