El ejército de Israel ha comenzado una invasión terrestre en el sur de Líbano, una acción que llevaba semanas anunciando. La operación se inició alrededor de las 2:00 a.m. (hora local) tras la aprobación del gabinete de seguridad israelí, bajo el mando del primer ministro Benjamín Netanyahu. Se han llevado a cabo “redadas limitadas, localizadas y selectivas” contra los objetivos de Hezbolá que se consideran una amenaza inminente para las localidades del norte de Israel.

Esta ofensiva, que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha calificado como “la próxima fase de la guerra”, incluye un fuerte ataque aéreo y bombardeos de artillería. En medio de esta escalada, las fuerzas armadas libanesas han comenzado a retirarse hasta cinco kilómetros de la frontera, mientras que las explosiones se pueden escuchar y ver desde todo Beirut.

Desde el inicio de la semana, el ejército israelí había intensificado sus ataques en localidades como Wazzani, Jiam y Marjayoun, siguiendo un “plan metódico” que los soldados han estado preparando durante meses. La operación está programada bajo el nombre de "Flechas del Norte" y se produce en un contexto de creciente tensión en la región. El pasado 23 de octubre, el conflicto fue el más letal en Líbano desde que terminó la guerra civil en 1990, con más de 550 muertos en cuestión de horas.

A raíz de la invasión, Estados Unidos ha decidido enviar miles de soldados más a la región para disuadir cualquier ataque que pueda surgir en defensa de su aliado Israel. Además, el ejército israelí ha declarado como “zona militar cerrada” las localidades de Metula, Misgav Am y Kfar Giladi, prohibiendo estrictamente el acceso.

Mientras tanto, Hezbolá ha negado que haya soldados israelíes en suelo libanés y su vocero, Mohamed Afif, declaró que no han estado involucrados en combates directos. Sin embargo, las fuerzas aliadas continúan atacando la infraestructura militar de Hezbolá, que ha estado bajo asedio tras semanas de bombardeos que han dejado un saldo devastador, superando los mil muertos en Líbano.

Las autoridades estadounidenses han instado a Israel a mantener la operación dentro de límites controlados para evitar que se convierta en una ocupación prolongada, similar a lo que sucedió entre 1982 y 2000. El secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, indicó que la estrategia de Israel es debilitar a Hezbolá para evitar futuros ataques en el norte de Israel, similares a los del 7 de octubre pasado.

Sin embargo, el presidente Joe Biden ha enfatizado que un alto el fuego sería la solución ideal. Afirma que está al tanto de la situación y moraleja que las tensiones han escalado en el terreno.

Además de los movimientos militares, el Pentágono ha comenzado a movilizar más fuerzas en la región, incluído el portaaviones Abraham Lincoln, que ha extendido su misión. La Casa Blanca, por su parte, continúa dialogando con los aliados en busca de una solución pacífica, a pesar de que la situación se ha vuelto cada vez más crítica.

Este conflicto tiene repercusiones humanas devastadoras, con más de 160,000 personas desplazadas a ambos lados de la frontera. La crisis humanitaria está en aumento, y aún se espera que se produzcan más enfrentamientos a medida que las tensiones persisten inextinguiblemente. Sin un alto el fuego inmediato y un enfoque diplomático, el futuro de la región sigue siendo incierto y potencialmente devastador.