(CNN) – Israel ha iniciado una ofensiva a través de bombardeos nunca antes vistos en el Líbano en menos de tres semanas, resultando en la muerte de más de 1.400 personas y heridas a casi 7.500, además de desplazar a más de un millón de ciudadanos de sus hogares, según el Ministerio de Salud libanés.

Esta acción militar, que Israel afirma está enfocada en desmantelar las posiciones de Hezbollah, ha sido calificada como la "campaña aérea más intensa" fuera de Gaza en las últimas dos décadas por la organización de monitoreo de conflictos Airwars.

Los ataques han sido tan masivos que, según Emily Tripp, directora de Airwars, ni siquiera aliados de Israel habrían llevado a cabo tales operaciones en los últimos 20 años. Ella comparó la situación con la campaña estadounidense contra ISIS en 2017, cuando en un solo día se lanzaron 500 municiones en la batalla por Raqqa, una cifra que palidece en comparación con los 2.000 bombardeos realizados por Israel en solo dos días, el 24 y 25 de septiembre.

Contrario a esto, Estados Unidos, durante su guerra de 20 años en Afganistán, realizó menos de 3.000 bombardeos anualmente, excepto en el primer año tras la invasión.

La magnitud de estos ataques en el Líbano no tiene precedentes y permite observar la escalofriante intensidad del conflicto. Aunque Israel sostiene que realiza esfuerzos para minimizar el impacto en civiles, como advertir a los residentes de los edificios objetivo, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional critican que estas advertencias no libran a Israel de su responsabilidad bajo el derecho humanitario internacional.

Se han reportado muertes devastadoras atribuidas a las bombas de más de 900 kilogramos que podrían estar aumentando las fatalidades en Gaza y que también se han utilizado en los ataques que han cobra vidas de altos mandos de Hezbollah en el Líbano. La infraestructura civil, tanto en Gaza como en el Líbano, ha sufrido un daño significativo a causa de estos ataques.

Sorprendentemente, muchos ataques se han llevado a cabo sin previo aviso, y las órdenes de evacuación han llegado a los teléfonos móviles en medio de la noche, complicando aún más la situación de los ciudadanos. La crisis humanitaria se agrava con un 20% de la población desplazada.

Desde el 8 de octubre, Hezbollah e Israel se han enfrascado en intensos intercambios de fuego, intensificados por el ataque de Hamas a Israel que dejó a más de 1.200 muertos y 250 rehenes. Hezbollah ha manifestado que no cesará sus ataques hasta que se declare un alto el fuego en Gaza, donde se estima que más de 41.000 personas han perdido la vida en el último año.

Desde el comienzo de esta reciente oleada de hostilidades, Israel ha llevado a cabo alrededor de 9.000 ataques en el Líbano, mientras las fuerzas de Hezbollah han respondido con 1.500 ataques en el mismo periodo.

Los ataques más devastadores se registraron el 25 de septiembre, al ser considerados el día más mortífero para el Líbano desde la guerra con Hezbollah en 2006. Las intensas ofensivas se han centrado no solo en el sur del Líbano, sino que también han alcanzado a Beirut, martillando áreas civiles densamente pobladas.

La rápida sucesión de bombardeos ha llevado a la muerte de al menos siete altos mandos de Hezbollah, representando un golpe severo al grupo, que ha estado activo desde los años 80. Sin embargo, la tragedia más escalofriante son los civiles, especialmente los niños, quienes han sido las principales víctimas con al menos 127 menores fallecidos en lo que va de la ofensiva.

El 23 de septiembre, solo en un día, se reportaron 558 muertos, entre ellos 50 niños y 94 mujeres. Las mujeres y los niños son los más afectados por la crisis de desplazamiento, con miles buscando refugio en instalaciones que ya son insuficientes.

Por primera vez en casi 20 años, Israel está llevando a cabo bombardeos en el centro de Beirut, una estrategia que podría tener implicaciones devastadoras para la capital. Además, aproximadamente una cuarta parte del territorio libanés está bajo órdenes de evacuación, y los habitantes han sido desplazados más de 48 kilómetros al norte de sus hogares debido a la intensificación de las operaciones terrestres israelíes.

A medida que la situación se deteriora y se aviva la confrontación, el impacto humano de este conflicto se vuelve más evidente y alarmante, dejando a millones atrapados en un ciclo de violencia y desesperación que no muestra signos de cesar.