En el modestísimo vestuario del Paiporta C.F., las risas y anécdotas han sido reemplazadas por la tristeza. Las imágenes de sus jugadores, junto a fotos de famosos por sus parecidos, ahora generan nostalgia en un lugar que quedó ahogado bajo las aguas del reciente temporal. El campo de El Palleter, donde tantas horas pasaron entrenando y disfrutando del fútbol, está inundado y, según su entrenador Álvaro Ortí, "completamente inservible". "Me da mucha pena ver cómo ha quedado todo", confiesa.

La tragedia no solo ha afectado al terreno de juego. Muchos jugadores han perdido sus pertenencias y se sienten abrumados por la pérdida: "Este año ya no nos apetece jugar a fútbol", reconoce Ortí. Su pasión por el deporte, que solía ser una vía de escape, ahora se ve eclipsada por la dura realidad. "No tenemos ni botas; se quedaron en el vestuario durante la inundación".

El trágico martes de la DANA les robó parte de su vida. Las instalaciones del club, que representan sueños y alegrías, quedaron devastadas, y aunque celebran no haber perdido ninguna vida, el impacto emocional ha sido profundo. "Algunos jugadores aún no han podido volver al campo, es muy duro psicológicamente", añade el técnico, con la voz entrecortada.

La incertidumbre también acechó en esos primeros días tras la tormenta. Sin luz ni cobertura, un jugador de Alfafar permaneció desaparecido durante días, lo que aumentó la angustia en el grupo. Por fortuna, todo quedó en un susto: "Lo importante es que están todos bien", dice Ortí.

No obstante, el dolor es palpable. "La gente aquí ha perdido amigos, coches, casas. Algunos compañeros ni siquiera tienen luz en casa y te piden comida", lamenta. La situación ha puesto a prueba la fortaleza psicológica de todos, pero hay un rayo de esperanza: la respuesta solidaria de la comunidad. "Vienen voluntarios de todas partes, es admirable", expresa Ortí, quien ha tenido que encontrar fuerza ante el sufrimiento ajeno.

Pero ¿hay una luz al final del túnel? A pesar de la devastación, hay propuestas solidarias. Un equipo de Castellón ofreció realizar un amistoso para recaudar fondos, aunque los jugadores no están en condiciones para jugar. "No tenemos idea de cuándo volveremos a la normalidad", señala el entrenador con resignación. Además, la logística para competir se ha vuelto complicada, con muchos jugadores que han perdido sus vehículos, aunque algunos clubes han ofrecido sus instalaciones.

La preocupación por el futuro del Paiporta C.F. es palpable. "Se siente como si el sueño se hubiera detenido, pero juntos superaremos este obstáculo", concluye Ortí, lleno de esperanzas y determinación.