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Desde la atalaya: ¡Felices fiestas y una reflexión sobre la realidad!

2024-12-24

Autor: Carmen

Llega esta semana y, como cada año, las personas empiezan a desearse entre sí los mejores parabienes en un ambiente festivo innegable. Compañeros de trabajo, amigos y hasta aquellos a quienes apenas conocemos a través de un contacto en el móvil se convierten en protagonistas de deseos de amor, paz y felicidad, inundando las redes sociales con mensajes que, en su mayoría, son una repetición de los clichés típicos de estas fiestas.

Las ciudades se adornan con luces brillantes, algunas incluso en exceso, mientras los ayuntamientos compiten por convertirse en los más luminosos, gastando enormes cantidades de dinero bajo la premisa de activar la economía local. Sin embargo, esta ostentación frecuentemente eclipsa el verdadero espíritu de las festividades, que en el fondo ha sido invadido por el consumismo y los intereses comerciales.

En medio de esta vorágine navideña, los Belenes se muestran en espacios públicos y privados, recordándonos una época idílica que contrasta drásticamente con la dura realidad que enfrentamos hoy en muchos lugares. Por ejemplo, en Palestina, la vida se ve marcada por la tragedia, y cada vez es más difícil ignorar el sufrimiento de las víctimas, incluidos los niños que han perdido la vida. ¿Cómo podemos seguir celebrando cuando alrededor hay tanto dolor y sufrimiento?

La tradicional lotería de Navidad, marcada por la participación de niños de San Ildefonso que reflejan la diversidad cultural de nuestra sociedad actual, también es un recordatorio de los cambios en nuestra composición social. Estos niños, que provienen de diversos orígenes, son la representación de la España del siglo XXI, aunque para algunos esto aún resulte incómodo. Al concluir el sorteo, la verdadera riqueza es el valor de la salud y la unión familiar.

Sin embargo, mientras muchos disfrutan de cenas familiares y celebraciones con amigos, otros enfrentan la tristeza de haber perdido a seres queridos. La nostalgia es especialmente fuerte durante estas fechas, evocando recuerdos felices de navidades pasadas, sobre todo de la infancia. En ciertas regiones, como en Valencia, donde se ha vivido recientemente una tragedia colectiva debido a la DANA, el vacío dejado por la pérdida es aún más doloroso.

Escuchar que personas del colectivo LGTBIQ+ se ven obligadas a ocultarse para poder volver a casa por Navidad duele en el alma. Según estadísticas recientes, «seis de cada diez personas del colectivo LGTBIQ+ se "meten en el armario" para evitar el rechazo familiar», lo que subraya lo lejos que estamos de alcanzar una verdadera inclusión y aceptación.

Los villancicos, que solían ser la banda sonora de estas festividades, han dejado de resonar en el corazón de las celebraciones, mientras que artistas como Bisbal intentan revivir canciones olvidadas. En ciudades como Jerez, el ambiente festivo sigue vibrando, y el ritmo de la zambomba nos recuerda que la alegría también puede encontrarse en la tradición.

Y así, desde el sur del sur, mientras las luces brillan y las canciones suenan, recordemos que la Nochebuena se acerca y, con ella, la esperanza de un nuevo año lleno de sueños y oportunidades. ¡Que estas fiestas traigan alegría a todos, y que el próximo año nos acerque más a un mundo donde se respeten y valoren todas las vidas!