Un revolucionario estudio realizado por investigadores de la Universidad de Medicina de Stanford en California ha desvelado un aspecto poco conocido pero crucial en la lucha contra el cáncer: la amplificación de oncogenes a través de pequeñas secuencias de ADN conocidas como ecDNA circular.

Estos ecDNA, a menudo considerados insignificantes, están presentes en más de la mitad de los tipos de cáncer humano y juegan un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de tumores. Según los hallazgos publicados en la prestigiosa revista ‘Nature’, se han analizado casi 15,000 casos de cáncer humano, lo que permite a los científicos comprender mejor su impacto y prevalencia. El equipo, conocido como 'eDyNAmiC', está dirigido por el profesor Paul Mischel, quien afirmó: "Estamos al borde de un cambio de paradigma sobre cómo entendemos el cáncer y su agresividad".

Los ecDNA pueden contener múltiples oncogenes, lo que les permite amplificar el crecimiento celular y evitar los mecanismos de control interno que regulan la división celular. Además, algunos de estos pequeños círculos codifican proteínas que pueden suprimir la respuesta del sistema inmunológico, facilitando aún más el desarrollo del tumor. Lo más sorprendente es que no solo facilitan el cancerígeno, sino que también pueden incorporar elementos potenciadores que activan otros genes, creando una red compleja que favorece el crecimiento del cáncer.

El Dr. Howard Chang, profesor de dermatología y genética, subrayó la importancia de los ecDNA en la interacción física entre ellos: "No podemos verlos como entidades aisladas; su verdadero impacto radica en cómo se conectan y colaboran entre sí para promover el crecimiento tumoral". Este descubrimiento ofrece una nueva perspectiva sobre la variabilidad en la división celular, donde algunas células pueden acumular múltiples ecDNA mientras que otras no tienen ninguno, aumentando así el potencial de resistencia a tratamientos farmacológicos.

Este avance científico abre la puerta a nuevas estrategias para combatir el cáncer, sugiriendo que, al dirigirse a estos oncogenes y su interconexión, podríamos desarrollar terapias más efectivas y personalizadas. Con cada nuevo hallazgo sobre estos secretos genéticos, se espera que la comunidad científica esté más cerca de encontrar soluciones que cambien el rumbo en la lucha contra esta enfermedad devastadora.