Un equipo internacional de científicos ha realizado un descubrimiento sorprendente al encontrar diminutos círculos de ADN en las células de más de la mitad de los pacientes con ciertos tipos de cáncer, como el agresivo cáncer de mama HER2+ y el temido glioblastoma cerebral. Este sorprendente material genético, conocido desde 1965, ha pasado de ser considerado inusual e intrascendente a convertirse en un foco de atención crucial para la investigación oncológica moderna.

Dirigido por el bioinformático español Oriol Pich y su colega británico Chris Bailey, un macroestudio reveló la presencia de este ADN circular en el 17% de casi 15,000 pacientes analizados, abarcando 39 tipos distintos de tumores. Pich, del Instituto Francis Crick en Londres, advierte que “su presencia se asocia a una peor supervivencia de los pacientes” indicando que el descubrimiento podría ser clave en la predicción del pronóstico en pacientes de cáncer.

El ADN humano tradicionalmente está empaquetado en cromosomas, pero en 1965 se detectó por primera vez ADN circular extracromosómico en muestras de personas con tumores. A partir de 2017, se estableció que estos diminutos círculos de ADN pueden incluso potenciar la progresión del cáncer. Recientemente, un consorcio internacional liderado por Paul Mischel recibió 25 millones de dólares para investigar este misterioso material, lo que ha resultado en más revelaciones sorprendentes publicadas en la prestigiosa revista Nature.

A diferencia del ADN lineal que forma aproximadamente 20,000 genes en nuestras células, las moléculas circulares contienen solo unos pocos genes, a menudo relacionados con el crecimiento tumoral y la evasión del sistema inmune. “El cáncer es multifactorial; por lo tanto, es difícil afirmar que el ADN circular es la única causa del cáncer”, explica Pich. Sin embargo, es indudable que cuando se encuentra en grandes cantidades, indica una progresión más rápida y un tumor más agresivo.

Sorprendentemente, el ADN circular puede multiplicar la cantidad de copias de genes relacionados con el cáncer, comparado con las copias estándar que podría tener una persona. “Es como añadir combustible a un motor; las células se aceleran enormemente”, explica Pich, resaltando cuán crítico podría ser este hallazgo para la comprensión del cáncer.

Mischel ha declarado que el hallazgo representa un cambio fundamental en cómo se percibe el inicio y la evolución del cáncer. Hace una década, se pensaba que el ADN circular era relevante solo en el 2% de los tumores, pero ahora se ha demostrado que su presencia es común en los tipos más agresivos. Curiosamente, en las metástasis, que son responsables del 90% de las muertes por cáncer, la frecuencia del ADN circular es incluso mayor.

Además de estas revelaciones, los investigadores del consorcio eDyNAmiC han observado que la inhibición de una proteína llamada CHK1 provoca la muerte de células tumorales que poseen ADN circular en condiciones de laboratorio. Se está probando un tratamiento experimental en humanos que podría beneficiarse de este enfoque, marcando un potencial cambio en el manejo del cáncer.

Juan Méndez, un bioquímico del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en Madrid, coincide en que el interés por el ADN circular ha crecido considerablemente gracias a los avances en técnicas de secuenciación y análisis computacional. Sin embargo, Méndez advierte que, aunque estos hallazgos son prometedores, no está completamente demostrado que el ADN circular sea la causa directa del cáncer. Para reforzar esta teoría, se necesitarán estudios detallados sobre la transición de lesiones pretumorales a tumores malignos.

Este descubrimiento abre una nueva puerta en la investigación sobre el cáncer y podría ofrecer nuevas estrategias de tratamiento en la lucha contra esta enfermedad devastadora. ¿Podría el ADN circular ser la clave para desentrañar los secretos del cáncer de una vez por todas? ¡Estén atentos!