Domingo, 27 de octubre de 2024. El slamsex, también conocido como slamming, es una práctica sexual que ha ganado una popularidad preocupante en las redes sociales, especialmente entre las comunidades jóvenes. Esta tendencia no solo despierta interés, sino que plantea serios retos en términos de salud pública.

Se trata de una variante del chemsex, un comportamiento marcado por el uso de drogas recreativas para intensificar las experiencias sexuales. Generalmente, el slamsex se asocia a reuniones o fiestas donde se buscan momentos de euforia prolongada en la intimidad.

En este contexto, el slamsex involucra tres elementos clave: un entorno sexual (como el sexo grupal o relaciones sin protección con amantes ocasionales), el uso de drogas psicoestimulantes (comúnmente metanfetamina o mefedrona), y la administración de estas sustancias a través de inyecciones.

Los consumidores que optan por la vía intravenosa suelen sentir efectos más inmediatos y intensos, lo que a su vez incrementa el riesgo de consumo repetido, especialmente en ambientes festivos.

Placer sublimado

Investigaciones han observado que el slamsex puede provocar una intensa sensación de euforia, ofreciendo un placer notable desde el punto de vista sexual. Asimismo, puede fomentar una menor inhibición en el comportamiento sexual, crear vínculos entre practicantes y extender la duración de las sesiones de sexo, aumentando la confianza en sí mismos.

Curiosamente, el método de administración de la droga se ha convertido en parte integral de la experiencia sexual, muchas veces condicionado por lo que se busca en las relaciones íntimas.

El interés por encontrar parejas sexuales que practiquen slamsex ha alcanzado niveles similares en relevancia al atractivo físico, localización y preferencias sexuales. La inyección intravenosa se ha reconocido como un criterio casi indispensable en la elección de parejas.

Código secreta

Las aplicaciones de citas han comenzado a incorporar un argot específico que facilita la búsqueda de encuentros vinculados a slamsex. Por ejemplo, se utilizan emojis de caramelos para referirse a las drogas y expresiones como:

Motivos detrás del slamsex

La pregunta que muchos se hacen es: ¿qué impulsa a la gente a involucrarse en esta práctica tan arriesgada? Aunque no hay un consenso claro, ciertos estudios sugieren que puede usarse como un mecanismo de evasión para afrontar situaciones emocionales complicadas, problemas de salud mental como la depresión y experiencias traumáticas.

El uso de drogas intravenosas puede facilitar la desinhibición, haciendo que prácticas que normalmente podrían ser dolorosas, como el fisting, se vuelvan más accesibles y placenteras. La preparación y observación de los materiales también puede añadir un/ritual erótico al proceso, incrementando el deseo de repetir la experiencia.

Riesgos inminentes

El slamsex conlleva importantes riesgos, desde la posibilidad de intoxicaciones agudas hasta un aumento alarmante en la transmision de VIH y hepatitis C, derivadas del uso intravenoso de drogas. La falta de control también plantea preocupaciones sobre la validez del consentimiento, ya que la desinhibición provocada por las drogas puede llevar a decisiones irresponsables.

Según algunas investigaciones, un porcentaje considerable de los participantes en slamsex ha tenido relaciones sin consentimiento, lo cual puede impactar gravemente su salud física y mental. Lamentablemente, el estigma que rodea estas prácticas impide que muchos busquen ayuda profesional o conviertan sus experiencias en denuncias.

Para mitigar los efectos adversos del slamsex, es crucial realizar estudios epidemiológicos que aborden la conexión entre enfermedades infecciosas, uso de drogas y su impacto en la salud mental. También se deben implementar estrategias educativas que aclaren las implicaciones psicológicas de esta práctica, resaltando la importancia de métodos de prevención, análisis regulares y vacunación, especialmente en relación al VIH.